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Actualizado: 10 de junio de 2025


Después se dirigieron a Andrés muy finos. Cuando usted guste, caballero. Vamos allá... Adiós, D José... Celesto, hágame el favor de avisar a mi tío... Hasta la vista, señores. Los circunstantes le vieron marchar con asombro y tristeza. Antes de entrar en el lagar tropezó con Tomás. El paisano bajó la vista ante la mirada fija y provocativa del joven.

Ahora, la que más y la que menos huele a perrosVolvió a oirse la risa alegre y chillona de la muchacha. Celebraron los demás circunstantes las granujerías de Fernando el de Amezqueta y fueron a acostarse. A la mañana siguiente, Martín y Bautista dejaron a Amezqueta y por un sendero llegaron a Ataun, lugar en donde Dorronsoro, el jefe civil carlista, había sido escribano.

De repente, la frente de don Narciso se nubla, mira a mi tía, mira a los demás circunstantes, levanta al cielo sus ojos, y, con la voz más quejumbrosa y desgarrante, exclama: ¡El Conde romano, muerto! ¿El Conde romano? ¿Qué ha leído usted? ¡No puede ser! ¡Debe usted haber leído mal! exclamaba mi tía sumamente afligida.

El Libertador, en una de sus visitas al Salto, encontrándose con numerosa comitiva, precisamente frente a frente del punto en que nos hallábamos, del lado opuesto del torrente, oyó que uno de los circunstantes decía: «¿Dónde iría, general, si vinieran los españoles?» ¡Aquí! dijo Bolívar, y antes de que pudieran detenerlo, ni aun lanzar un grito, dio un salto y quedó de pie, a pico sobre el abismo, sobre una piedra de dos metros cuadrados, por cuyo costado pasaba, vertiginoso y fascinante, el enorme caudal de agua que, medio segundo después, cae al vacío.

Pero a la emoción que aquellas palabras habían producido en los circunstantes, sucedió de improviso otro sentimiento de verdadero pavor, cuando el Príncipe, acercándose a su acusador, el puño tendido, las facciones contraídas, clavó en él una mirada dura, rencorosa, y le apostrofó así: ¡Loco! ¿Qué dices? Los dos hombres se miraron cara a cara.

Eso decía yo continúa García . ¡Para qué coches!...» La Gaceta del día siguiente anunció que los impíos unitarios habían asesinado a Maza. Un gobernador del interior decía, aterrado, al saber esta catástrofe: «¡Es imposible que sea Rosas el que lo ha hecho matar!» A lo que su secretario añadió: «Y si él lo ha hecho, razón ha de haber tenido»; en lo que convinieron todos los circunstantes.

¡Viva el doctor Trevexo! exclamó don Juan. ¡Viva! exclamaron los demás circunstantes, incluso mi tía Medea que transpiraba de entusiasmo. ¿Por quién vota usted, señor don Pancho, para primer candidato de la lista? Por mi venerado jefe, don Buenaventura. ¡Y yo también! dijo don Policarpo Amador, antes de que le tocara el turno para votar. ¡Y yo! exclamó don Tobías Labao con la misma anticipación.

¡No lo , Hojeda, no lo !... Señores, aguardemos, ya que doña Martina no quiere decirlo manifestó Romillo. D. Bernardo no puede tardar mucho. Tardó, sin embargo, más de lo que contaban; un buen cuarto de hora lo menos. Al fin se oyó en el pasillo algo como repiqueteo de armas y espuelas, y apareció en la puerta el Sr. de Rivera vestido de máscara. Gran asombro en todos los circunstantes.

La reputación que gozaba en este punto era tal, que no podía abrir la boca sin que sonrieran los circunstantes y tratasen de dar un giro malintencionado a sus palabras, por claras y sencillas que fuesen.

Deste lugar, a 16 de agosto, a las cuatro de la mañana. Vuestro amigo, El Duque. Quedó atónito Sancho, y mostraron quedarlo asimismo los circunstantes; y, volviéndose al mayordomo, le dijo: -Lo que agora se ha de hacer, y ha de ser luego, es meter en un calabozo al doctor Recio; porque si alguno me ha de matar, ha de ser él, y de muerte adminícula y pésima, como es la de la hambre.

Palabra del Dia

rigoleto

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