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Actualizado: 17 de junio de 2025


Spadoni lo había visto con sus ojos, é imitaba el gesto del héroe al levantarse de la mesa llevando un cestito de mimbre entre las manos; un mísero cestito que contenía, como si fuesen barreduras del suelo, montones de papeles azules, montones de fichas de cinco mil francos. ¡Que no le hablasen á él de generales y batallas! ¡Este era un hombre!

Con permiso de ustedes dijo el mozo colocando en la mesa tres vasos de leche amerengada coronados de canela, y un cestito de paja lleno de barquillos. Clara y Lola se pusieron a chupar su refresco, comprendiendo que no debían oír el diálogo de su madre y hermano.

En una de aquellas manotadas que daba la Sánchez, tiró un cestito que sobre la chimenea estaba, y de él cayó una cajetilla de cigarros. «¿También fumas, cochinazahabríale preguntado Rosalía, si hubiera podido hablar con espontaneidad; pero miró a la otra recoger del suelo la cajetilla, y no dijo nada. Al poco rato entró el mozo con el café, y dejó el servicio sobre el velador.

Esta gozaban los expedicionarios de a pie, en su mayor parte familias felices, que ostentaban satisfechas la librea de la áurea mediocridad, y aun de la sencilla pobreza: el padre, obeso, cano, rubicundo, redingote gris o marrón, al hombro larguísima caña de pescar; la hija, vestido de lana obscura, sombrerillo de negra paja con una sola flor, en la izquierda el cestito de los anzuelos y demás enseres piscatorios, y llevando de la diestra al hermanito, a quien pantalones y chaqueta quedaron ya muy cortos, y que luce la caña de las botinas, y levanta orgulloso el cubo donde flotan los simples peces víctimas del mortífero pasatiempo de su padre.

Harto sabía que a título de amigo, como visita, de igual a igual, nunca le admitirían; pero ¿qué le importaba si conseguía ver a Paz y salir de dudas? Don Luis le recibió en el despacho. Sobre una de las butacas se veían un periódico de modas y un cestito de labor. «Esto es de ella» imaginó Pepe, y este ella que subrayó con el pensamiento, le pareció ambiciosamente ridículo.

Llevaba cada una un cestito de flores, hacían una escobilla con los hierbajos secos, limpiaban el suelo de las lápidas en donde estaban enterrados los muertos de su familia y adornaban las cruces con rosas y con azucenas.

Palabra del Dia

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