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Actualizado: 24 de junio de 2025


Al abrir la puerta del rellano que correspondía á su alojamiento, vió en varias ocasiones la mampara verde de la oficina cerrándose detrás de muchos hombres, todos ellos de aspecto germánico: viajeros que venían á embarcarse en Nápoles con cierta precipitación, vecinos de la ciudad que recibían órdenes de la doctora. Esta se mostró más preocupada que de costumbre.

Habiendo pasado bárbaramente á cuchillo una nave cargada de peregrinos que venía de la Meca, levantóse un clamor general contra los de su nación y aumentó en todo el Oriente el horror que inspiraba el nombre cristiano, cerrándose con tal acto más y más las puertas del Asia. ¿Es cierto que Magallanes había visto el mar Pacífico señalado en un globo por el alemán Behaim?

Los que así bailaban eran aldeanos, los habitantes de los contornos que, llegada la noche, se volvían a sus casas por los atajos sin pasar por la villa. Las artesanas de Sarrió formaban giraldillas, donde se cantaba a grito herido, abriéndose y cerrándose sucesivamente, dejando en el medio ora un grupo de hombres, ora de mujeres.

Arrojó de su ánimo todo escrúpulo de prudencia, sintió el deseo de escandalizar á su devota prima, de exponer sus ideas sin consideración alguna, cerrándose para siempre las puertas de aquella casa. ¡Le querían echar, pero él se iría antes!... Y habló con una calma, con una suavidad en la voz, que contrastaba con la audacia de su pensamiento.

Lo peor del caso fue que aquel infeliz agonizante no acababa, y no era cosa de abandonarle en trance tal... Pues ¡cuidado si le da por no acabar en toda la tarde de Dios!... A todo esto, la nieve espesando y cerrándose los caminos. ¡Mira qué ocasión para ponerse este otro en la agonía!... ¡Si lo que hace Satanás para jincar el diente a las almas, es mucho cuento!

Y en feneciendo este último Ruiz de Bejos, y en cerrándose la casona o pasando a dueños desconocidos, ¿qué sería de Tablanca ni qué vivir el suyo, sin aquel arrimo, tan viejo en el valle como el mismo río que le atravesaba? Por eso se alegraba él tanto de mi venida. Bien podía ser permisión de Dios.

Las tiendas de objetos de lujo iban cerrándose unas tras otras, y dueños y surtido tomaban el rumbo de Niza, Cannes o cualquiera estación invernal semejante. Algunas quedaban rezagadas todavía, y sus escaparates servían de entretenimiento a Lucía y Pilar, cuando esta última salía a sus despaciosos paseos.

Con los ojos amarillentos fijos en lo alto, agitaba las barbillas de su rostro, recortadas como hojas, y unos apéndices dorsales semejantes á plumas. Este cebo falaz atraía á los inexpertos, cerrándose sobre ellos las cavernosas mandíbulas.

De cuando en cuando separaba la cabeza, porque me sentía sofocado, y aspiraba fuerte y prolongadamente el aire con un suspiro extraño que hacía reír a la hermosa. Según avanzaba la noche, iban cerrándose, uno a uno, los agujeros de luz que había en la calle.

Palabra del Dia

lanterna

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