Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de julio de 2025
Llevábalos de Terranova magníficos, y perros esquimales; á todos ellos teníalos por mejores compañeros que al hombre. En sus dilatadas estaciones, cuando las noches se prolongaban meses y meses, los canes vigilaban alrededor de la nave. Al pasearse Kane por entre horrorosas tinieblas, guiábalo el tibio aliento de aquellas fieles bestias, que calentaba sus manos.
Quedóse el jinete frío de espanto, agarrado al arzón, sin atreverse ni a registrar la maleza para averiguar dónde estarían ocultos los agresores; mas su angustia fue corta, porque ya del ribazo situado a espaldas del crucero descendía un grupo de tres hombres, antecedido por otros tantos canes perdigueros, cuya presencia bastaba para demostrar que las escopetas de sus amos no amenazaban sino a las alimañas monteses.
En los tiempos do prosperidad había en la casa muchos perros: dos falderos, un pachón y seis ó siete lebreles, que acompañaban al decimocuarto Porreño cuando iba á cazar á su dehesa de Sanchidrián.... Con la ruina de la casa desaparecieron los canes: unos por muerte, otros porque el destino, implacable con la familia, alejó de ella á sus más leales amigos.
Para Tellagorri, los perros si no hablaban era porque no querían, pero él los consideraba con tanta inteligencia como una persona. Este entusiasmo por los canes le había impulsado a pronunciar esta frase irrespetuosa: «Yo le saludo con más respeto a un perro de aguas, que al señor párroco.» La tal frase escandalizó el pueblo.
¡Tanta es la dolor de mi alma, que hablo sin sentido!... ¡Por estas cuatro criaturas, no me haga mal, señor Vinculero! ¡Fuiste a mi casa y encontraste cerrada la puerta! ¡Me echaron los canes!....¡Pedía un bien de caridad para abrir una cueva!.... ¡Cinco cirios, cinco rabos, cinco demonios coronados! ¡Yo cavaré la cueva para tu marido!
Los canes, después de olisquear a Maltrana y su compañero, adivinando su carácter de intrusos, juntábanse sobre un puente, del que partía el camino que sus amos habían de seguir.
El, entretanto, iba a su trabajo con la tranquilidad del hombre que todo lo espera de su propia iniciativa y no de una vuelta de dados, sólo con el cuidado del que lleva un pedazo de pan y trata de defenderlo de los canes famélicos que le siguen.
A espaldas del fielato, en el abrevadero, una banda de palomas picoteaba la tierra. Eran de la inmediata calle de los Artistas; volaban hasta allí para buscar en el suelo los residuos del pasto de los bueyes. Junto al ventorro alzábanse las tapias blancas del Sanatorio de Perros, el asilo de los canes de los ricos, cuidados en sus enfermedades por un veterinario.
Me inspiran compasión esos traidores Que vallas van poniendo en mi camino, Mi numen de centellas y fulgores Les señala a cada uno su destino. No me asusta el ladrido de los canes Que celosos envidian de mi suerte; Yo, como Cristo, repartiendo panes Protejo al débil cuanto insulto al fuerte.
Había dado el mismo nombre a otro de sus canes, pero ¡qué valía éste comparado con aquél, del que hablaban con asombro los guardas y era la pesadilla de los altos empleados de El Pardo!... Saltaba el Mosco a media noche las tapias, sin otro acompañamiento que Puesto en ama, y se escondía junto a los arroyos, en los remansos donde bebían los corzos. El que se aproximara podía darse por muerto.
Palabra del Dia
Otros Mirando