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Actualizado: 17 de junio de 2025
Debí sospecharlo, agregó Chandos retorciendo los largos bigotes y mirando fijamente al apartado caballero. ¿Qué decís, Chandos? preguntó el príncipe. Señor, una gracia os pido. Permitid á mi escudero que me traiga arnés para revestirlo y tener la alta honra de cruzar la espada con el campeón francés. Poco á poco, mi buen Chandos.
Considerándose Don Felipe encargado de cumplir la misión civilizadora de este pueblo, fue el campeón de la Iglesia católica, y bajo sus auspicios, desplegando hasta mayor generosidad que con España con los países sometidos, ya el mismo monarca, ya sus vasallos imitándole, protegieron las ciencias y las artes, erigieron monumentos, fundaron templos, palacios y establecimientos piadosos y favorecieron, en vez de reprimir, todo progreso, toda mejora material y toda teoría o sistema científico o filosófico que no se opusiese al dogma revelado, oposición entonces harto menos frecuente que en el día.
En el último verano estuvo en la Granja pero no le pude ver, porque siempre se negó a recibirme. Ahora me será más fácil, porque le escribirá usted dos palabras. Lo haré con mucho gusto; pero prevengo a usted también que el Sr. D. Carlos está enfermo del hígado. Ya se ve ¡ha trabajado tanto! Es un incansable campeón de las buenas doctrinas.
Roger oía con delicia la charla de la joven y la sostenía con su brazo todo lo posible, apartando las ramas y buscando en vano un sendero practicable. Callado estáis, señor campeón, le dijo al fin su alegre compañera. ¿No queréis saber quién soy ni oir mi historia? Si á vos os place contármela.... Oh, si tan poco os interesa, lo mejor será guardármela.... No, por favor, dijo él vivamente.
Luego me incorporé vivamente, porque Ruperto gritaba con despreciativo acento: ¡Ea, venid! ¡Aquí está el puente! ¡A no ser que Miguel el Negro os lo prohiba, perros, para convertirse él mismo en campeón de su dama! ¡Vén a batirte por ella, Miguel! Si la lucha había de ser entre tres bien podía yo tomar parte en ella, por malparado que estuviese. Di vuelta a la llave, entreabrí la puerta y miré.
Vos tendríais por esforzado campeón al que en un solo día venciese á siete poderosos rivales. Pues ¿qué me decís del justo que ataque, venza y subyugue á esos otros siete y más poderosos enemigos del alma, los pecados capitales, con algunos de los cuales ha de durar su lucha años enteros?
Estas justas del arroyo de Pavón han tenido una celebridad fabulosa por toda la República, lo que no dejó de contribuir a allanar el camino del poder al campeón de la jornada, el imperio AL MÁS DE A CABALLO.
Palabra del Dia
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