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Actualizado: 23 de julio de 2025
Complacidísimo el señor de Morel con aquel encuentro, se pasó las horas muertas hablando de campañas, asedios, justas y aventuras y amanecía cuando se despidió del de Estela.
Así permaneció extendida sobre el pavimento hasta que la luz del día rayaba. Rayaba apenas el día cuando nuestra joven se levantó bruscamente del suelo. Quedose inmóvil un instante con el oído atento; pero no percibió el sonido de las campanas de San Felipe, que creyó escuchar en sueños. Se había equivocado; todavía no eran las seis.
Pero no fué cumplido el contento, porque mientras se trataba de exterminar lo restante de los enemigos que habían quedado en las tierras de los Penoquís en guardia de la presa que montaban más de mil quinientas almas y de limpiar totalmente el país, nacieron, no sé de qué origen, algunas disensiones entre los cabos, con que se tuvo por mejor consejo levantar el campo y volver á la ciudad de San Lorenzo, de donde saliéronlos á recibir el gobernador, alcaldes y regidores con toda la ciudad; fueron recibidos con festivos repiques de las campanas de todas las iglesias y con muchos tiros de artillería que disparó el castillo, y por muchos días se celebró con gran magnificencia aquella poco menos que milagrosa victoria.
Se oyen de cuando en cuando los pasos rápidos de alguien que ha trasnochado por necesidad o por vicio; suenan a lo lejos las campanas de maitines en la torrecilla de un convento, y tras las vallas de un solar convertido en corral, lanza un gallo su canto bravío y vigoroso, como si estuviera en el campo.
Acabóse de construir segun hoy se ve ya muy entrado el siglo XVII, y hoy se la designa con el nombre de Torre de las Campanas. Su actual estructura es la que aparece en la lámina Puerta de las Palmas.
Avila resplandecía en el oro húmedo y blanquecino de la mañana, como una pequeña Jerusalén. La religiosa emoción la henchía, la perfumaba. Las flores de los árboles, asomando por encima de las tapias, pendían sobre las callejuelas. Impaciente alegría parecía bajar de las campanas silenciosas y difundirse sobre todo el caserío.
Sí, sí, las he oído respondió Silas, para quien el sonido de las campanas era un simple incidente que no tenía ninguna relación con la santidad del día. No había campanas en el Patio de la Linterna. ¡Dios mío! dijo Dolly, deteniéndose antes de seguir hablando . Es lástima que trabajéis el domingo y que no cuidéis vuestro traje, aunque no vayáis a la iglesia.
No podía percibirse, pues, su pensamiento entre el ruido ensordecedor de las campanas echadas a vuelo diariamente, para mejor gloria del Señor, el canto de los beaterios y la mendicante pobreza mental del pueblo.
Son las campanas de Nochebuena, que tocan a la misa del gallo. ¡Triste Nochebuena para ti, pobre hija mía! Se quedó un gran rato silencioso y con la mano de Elena entre la suya. Por fin, dijo con más fuerza: Desde que estás aquí, Elena, has sido mi alegría, la alegría de la casa... Quiero decírtelo hoy, como obsequio de Pascua... Es preciso que sepas que todos los días he bendecido tu presencia...
Pero esto es precioso, y ya que una ha de morirse, porque no hay más remedio, que se muera aquí. ¡Jesús, qué cosa tan buena! Mi vestido es motivo de admiración. Eso bien se conoce. Acaba de llegar Joaquín y se dirige hacia mí... ¿Qué campanas son estas? ¡Las cuatro! Si estoy despierta, si no he dormido nada, sí estoy en mi cuarto miserable... Dios no quiere que yo descanse esta noche.
Palabra del Dia
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