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Actualizado: 27 de junio de 2025


¿Qué tiene usted que ver?... exclamó el ministro, sofocado por el calor de la chimenea y la calma zumbona de Currita . ¿Pues le parece a usted poco solicitar el cargo de camarera mayor, para desairarlo luego después de concedido?... ¿Así se juega con una reina modelo de virtudes? ¡Pues sepa usted que el Gobierno está decidido a reclamar enérgicamente!...

Una camarera y un joven criado, traídos de Italia, la servían más bien mal que bien, y el desorden, la falta de respeto de los criados y la irregularidad en el servicio, ofrecían un cuadro muy característico de la incuria italiana. Había allí una mezcla de lujo y de miseria completamente curioso.

La encontraba frecuentemente sentada enfrente de su camarera italiana, una pesada hija de Lombardía, jugando á las cartas y fumando á dúo cigarrillos. Cuando yo le hacía observaciones me respondía: ¿Qué importa? Está á mi disposición lo mismo para distraerme jugando á la baraja que para abrocharme las botas. Le pago, me sirve y no hay más.

Margarita de Austria estaba sentada junto á la misma mesa donde su camarera mayor leía la noche anterior los Miedos y tentaciones de San Antón. Un candelabro de plata, cargado de bujías perfumadas, iluminaba de lleno el bello y pálido semblante de Margarita de Austria.

Desde el principio comprendió Margarita de Austria que su camarera mayor era un instrumento de Lerma, y no le rompió porque prefería un enemigo de quien podía burlarse, á arrostrar el peligro de que, más precavido el duque, ó más atinado en una segunda elección, la pusiese al lado una influencia más temible.

Y con las dos peludas manos apretaba Robinsón con efusión paternal la mano de Currita. Lo , Butrón, lo , y por eso acudí a usted al punto dijo ella más sosegada . ¡Pero es horrible, horrible!... ¡Figúrese usted que todo lo que decían de mi nombramiento de camarera es cierto!... ¿Cierto? exclamó Butrón como si se le atragantase en el esófago el queso que antes parecía tragarse.

Hablando de él, decía á su amigo y compatriota Weller: Durante los tres meses que hemos vivido con el conde, no le he visto cometer una incorrección ni decir una inconveniencia. Usted me creerá, si quiere, Sam, pero hubiera dado diez mil dollars por sorprenderle blasfemando ó abrazando á una camarera de á bordo. Pero ni lo más mínimo. Ese hombre es demasiado perfecto y me da miedo.

Quiere estar sola, completamente sola, y dirigiéndose a uno de los criados: Id a decir a la señora que yo estaba fatigada, y he subido a mi cuarto. Annie, su camarera, dormitaba en un sillón. Despidiola, pues ella misma quería desvestirse. Dejose caer en un diván experimentando un delicioso cansancio. La puerta del cuarto se abre; es madama Scott. ¿Estáis enferma, Bettina? ¡Ah!

Estoy preocupada por la suerte de la anciana Jacquelina, su camarera y mi segunda madre: temo habrá de encontrarse, después de le muerte de mi tía, completamente sola y en la indigencia acaso.

Porque ¿quién podía ser, en efecto, si la gran habilidad de las señoras alfonsinas había estado en desairar a la reina María Victoria, dejando vacante el cargo de camarera mayor, que exige como requisito indispensable la grandeza de España, y es de suyo tan alto y delicado que no recibe, sino presta autoridad a la persona misma de la reina?...

Palabra del Dia

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