Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de mayo de 2025
D.ª Fredes le miró con indulgencia y respondió que aunque se viese en la miseria jamás enajenaría al extranjero esta gloriosa colección. Con lo cual respiró libremente la tertulia. Se la felicitó calurosamente por su desinterés y patriotismo. Mario se había hallado en bastantes tertulias de todas clases, pero jamás viera una que se pareciese remotamente a la presente.
Bringas no quería ir por no hacer gastos; pero si el médico se lo mandaba, ¿cómo negarse a ello...? A la señora misma no le sentaría mal un poco de expansión y movimiento, pues estaba delicadita y algo desmejorada... De este palique de los baños pasaron a los vestidos, y tras las observaciones vinieron las probaturas... Rosalía se puso el de mozambique, ya casi concluido, y su amiga la felicitó tan calurosamente por el buen aire que con él tenía, que a poco más revienta de vanidad la hija de cien Pipaones.
Pepita aplaudía también calurosamente, con su habitual exageración, en cada obra que examinábamos. Los apellidos de los artistas eran totalmente desconocidos. La mayor parte jóvenes que, según el dueño de la casa, darían mucho que decir y echarían pronto la pata a Fortuny y a Rosales.
Formaba extraño contraste la gran mesa adornada al gusto moderno, la vajilla resplandeciente, los criados de frac, con la tristeza y desolación de aquellas ruinas. Núñez lo encontró original en alto grado y felicitó calurosamente a Elena por más que no había partido de ésta la idea.
Si hemos de verle nosotros, tenemos que dirigirnos al naciente club de La Fontanilla, donde el buen realista conversaba muy calurosamente con el Doctrino y con el otro joven llamado Aldama, de quien ya tenemos noticia. Indiquemos la variación que había ocurrido en aquella casa. El poeta había volado.
Las prensas de Madrid y de provincias comenzaron a gemir bajo el peso de mis descripciones. Pronto me convertí en especialista. Poco faltó para que pusiera en las tarjetas Ceferino Sanjurjo, poeta descriptivo. Fui al Ateneo y leí un poema describiendo la siega del trigo, que me valió el ser saludado con los pañuelos por las damas y calurosamente palmoteado por los caballeros.
Durante el largo trayecto de algún punto a otro, departían calurosamente los expedicionarios sobre los azares de la elección, o discreteaban los acompañantes de nuestro candidato, o le pintaban muy lisonjero el desenlace de la campaña, con el fin de hacerle el viaje más divertido. Pero ¡ni por ésas!
Principió mostrando un asombro irónico de que aun hubiera quien dejase las vanidades del mundo para escuchar la palabra de Dios y felicitó calurosamente a los fieles que habían acudido a tomar parte en la novena del Sagrado Corazón de Jesús.
El concejal estaba tan conmovido que apenas pudo murmurar algunas palabras de gracias. Salió de la estancia casi a rastras. Una vez en la calle, Pepe le felicitó calurosamente y le anunció que aquella firmeza daría buenos resultados. Pero él acogió las enhorabuenas con marcada frialdad.
Fue la señal para que todos los tertulios felicitasen calurosamente al joven escuálido, el cual, ruboroso, confuso, sonriente, daba las gracias haciendo mil contorsiones, manifestando repetidas veces que no por su mérito, sino porque el asunto se prestaba admirablemente, «la poesía había resultado regular.»
Palabra del Dia
Otros Mirando