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Actualizado: 16 de junio de 2025
Plácido la profesaba con no menos entusiasmo que cualquier caballista andaluz, sólo que era de infantería, y además no quitaba la vida a nadie. Su conciencia, envuelta en horrorosas nieblas tocante a lo fiscal, manifestábase pura y luminosa en lo referente a la propiedad privada. Era hombre que antes de guardar un ochavo que no fuese suyo, se habría estado callado un mes.
Esperábamos inquietos, antes los grandes males que afligen á la patria; esperábamos callando, sin dejar de conocer los diarios y cada vez más graves errores «de este insensato Gobierno. Hemos esperado hasta lo último, hasta que los escándalos han sido intolerables. Hemos callado, mientras el callar no fué gravísima falta. Ya no hay esperanza.
Señor, yo.... Aunque no sirvo mucho para estas cosas, quise informarme para no caer de inocente.... He preguntado por ahí y todo el mundo está conforme en que andan para casarse; hasta don Eugenio, el abad de Naya, me dijo que el muchacho había pedido sus papeles. Quedóse don Pedro callado, y al fin prorrumpió: Es usted un santo. Ya podían venirme a mí con ésas.
Pero qué callado está usted... observó Jacinta sonriendo . ¿Qué?, ¿se siente usted peor? Dice mamá, que si usted se casa se le quitarán diez años de encima. Conque, decidirse... La fisonomía del misántropo se iluminó al oír esta peregrina receta. «También yo lo creo dijo . Vea usted; un remedio que parece tan fácil, es imposible».
Luego, Margalida, súbitamente tranquilizada por las palabras de su hermano, había callado, quedando inmóvil en el lecho; pero durante toda la noche oyó el Capellanet suspiros de angustia y un ligero murmullo, como si debajo del embozo una voz queda murmurase palabras y palabras con incansable monotonía. También la joven había estado rezando.
Beatriz, al verle callado y casi rendido, le dirigía una mirada amorosa, le sonreía dulcemente, le hacía un cariño, y don Braulio acababa de someterse. No sólo no era capaz entonces de prohibirle que fuese a la tertulia de la de San Teódulo, sino que no hubiera acertado a oponerse a cualquiera locura que ocurriese a su mujer.
Anda, ya no te quiero; ya no soy tu tiita Lupe... No te echo de mi casa por lástima, porque espero que todavía has de arrepentirte y me has de pedir perdón. Maximiliano, ya completamente sereno, movió la cabeza expresando duda. «El perdón ya lo pedí por haber callado, y ya no tengo que pedir más perdones.
Don Quijote que enloquece acariciando una ilusión. ¡Corazón, fiel corazón. del gran Rey Alfonso Trece! .................................................. Y ha vivido la paloma de plumaje alabastrino en el fondo de ese pecho que es más fuerte que el destino. Ha cesado la matanza, han callado los cañones, y la voz de las naciones la reclama una vez más con promesas de bonanza. La paloma no se mueve.
Entonces, señor respondió con un acento de amargura que había quedado callado en su alma desde el día memorable en que habían quedado destruidas las esperanzas de su juventud ; entonces, señor, ¿por qué no dijisteis eso hace diez y seis años? ¿Por qué no la reclamasteis antes de que llegase a quererla, en lugar de venir a tomármela en este momento?
Poco tiempo después de esta confidencia de Morsamor, Tiburcio, que al principio se había callado, hubo de hacerle el siguiente razonamiento: He meditado sobre lo que te trae caviloso y que días pasados me confiaste. He hecho más: he gustado de tu propósito y he empezado a abrir el camino para que se logre. Para nosotros siempre será aquí el peligro mayor que la gloria.
Palabra del Dia
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