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Actualizado: 2 de junio de 2025


Jaime creyó recibir en el pecho una piedra, un guijarro caliente que tal vez había hecho saltar el estrépito de la detonación. «¡No es nada!», pensó. Pero al mismo tiempo viose en el suelo, sin saber cómo, tendido de espaldas. «¡No es nada!», pensó otra vez.

«No debería haber dejado que mi hermana se fuese», me digo; y, dirigiendo a mi alrededor miradas desconsoladas, descubro a Lotario en la puerta, en vías de irse. Corro a él, le tomo las manos y le digo: No hay que escabullirse ahora. Después de toda esta agitación, vamos a beber juntos alguna cosa caliente. Consientes, ¿no es verdad?

Y cada pueblo crece imitando lo que ve a su alrededor, haciendo sus casas como las hacen sus vecinos, enseñándose en sus casas como es, si de clima frío o de tierra caliente, si pacífico o amigo de pelear, si artístico y natural, o vano y ostentoso.

En la nueva casa las reuniones iban á ser menos simples y austeras que en el alojamiento de Robledo. Sebastiana, que sólo creía en el mate, remedio, según ella, de toda clase de enfermedades y suprema delicia del paladar tuvo que servir á los invitados, ayudada por dos criaditas mestizas, varias tazas de agua caliente con una cosa llamada .

Este último es un cuadro de Teniers, con toque más vigoroso y más caliente entonación. Parece que sentimos el peso de la becerra sobre la mesa, y el del vino tinto en las cabezas de los comensales. ¡Y que diálogos los de Carpio y Gorio!

Cuando se van a freír los sesos, se baten a la nieve las dos claras de huevo y se incorporan a la pasta; se toma una cucharada de ella, se coloca en el centro un trocito de seso y en abundante aceite muy caliente, se fríe.

915 Era todo en el juzgao, y como que se achocó, ahi no más me contestó: "Cuanto el caso se presiente te he de hacer tomar caliente, y has de saber quién soy yo." 916 Por causa de una mujer se enredó más la cuestión; le tenía el ñato afición; ella era mujer de ley, moza con cuerpo de güey, muy blanda de corazón.

Los bogotanos se reían más tarde cuando les narraba la impresión de mi entrada y me explicaban la razón. Había llegado en viernes, que es día de mercado. Aunque éste está abierto toda la semana, es en los jueves y viernes cuando los indios agricultores de la sabana, de la tierra caliente y de los pequeños valles allende la montaña que abriga a Bogotá, vienen con sus productos a la capital.

Le parecía que algo nuevo circulaba por su venas; era vino caliente y espumoso que arrollaba y barría la antigua horchata.

Es en el pulmón donde nuestra sangre se pone en contacto inmediato con el aire exterior. Si se pensase que el aire es casi siempre demasiado frío o demasiado caliente o bien está mezclado con gases deletéreos, no se respiraría una sola vez sin hacer testamento.

Palabra del Dia

rigoleto

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