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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Yo mismo se lo oí, ¿y desafio Haceis, entonces dige, con el fuerte? Mas ella diò con él al traves frio, Tomando contrayerba de esta suerte En el caldo deshecha, por huylla, Y hállala mas presto en la escudilla. Habia Pedernera, un hombre viejo Rogádole la tome, que seria Remedio saludable y aparejo Para sanar del mal que padecia.
Cúbrase todo con caldo, hágase hervir el líquido, tápese la cazuela y se deja hervir hasta que esté todo bien cocido. CHULETAS DE CARNERO A LA PARRILLA. Prepárense todo lo anchas que sea posible; se sazonan de sal y se sumergen en aceite; se colocan sobre una parrilla al natural o empanadas, volviéndolas a los cinco minutos y teniéndolas otros cinco del otro lado.
Felizmente me he acostumbrado a no ser hombre de melindres. El caldo del cocido con su buen hueso y tuétano vale más que nada. Rosalía, por no contrariarle, a todo decía amén.
Una vez asada, córtense en pedazos, echándoles un poco de su mismo jugo, muy bien desengrasado. PECHUGAS DE GALLINA. Abiertas y sin piel las pechugas, se pone en medio de cada una una rueda de jamón, se sujeta la pechuga con un hilo y se ponen en una cacerola con manteca de vaca, vino rancio y el zumo de una naranja, sal, canela y caldo de cocido.
Son exquisitas. ACHICORIAS. Se limpian y cortan, se ponen en agua hirviendo y sal; cuando están cocidas, se sirven con aceite y vinagre y un poco de su caldo. Lo mismo se ponen la lechuga y escarola cuando se quieren cocidas.
LENGUA DE CARNERO CON TOMATE. Mondada y escaldada con agua hirviendo, se pone a escurrir y se cuece con caldo o agua un manojito de hierbas, sal, pimienta, cebollas y zanahorias; se raja a lo largo, después de despellejada se envuelve en un papel untado de aceite, se remoja en salsa de tomate, se tiene un rato en la parrilla, y se sirve en el mismo papel.
TRUCHAS RELLENAS. Lavados y limpios cuatro pescados de igual tamaño, se escurren bien y se llena el tronco con una especie de albondiguilla preparada con carne de carpa, trufas o criadillas de tierra y setas; se atan las cabezas de las truchas y se cuecen éstas en medio caldo.
Algo que sea bueno y confortativo, buena madre, dijo Cervantes entrándose por el bodegón, habéis de darme para esta pobre joven, que harto doliente se encuentra; y sea esto pronto, y empiece por una buena taza de caldo que tenga por mitad del generoso trasañejo de Montilla.
En platos cóncavos de loza servían las criadas da la taberna las negras y aceitosas morcillas, el queso fresco, las aceitunas partidas, con su caldo en el que flotaban olorosas hierbas; y sobre las mesas veíase el pan de trigo nuevo, los rollos de rubia corteza, mostrando en su interior la miga morena y suculenta de la gruesa harina de la huerta.
Mas sus habilidades culinarias fueron estériles. ¿Qué vale el buen caldo contra la pasión de ánimo? ¿Qué pueden Vatel ni Motiño contra la lobreguez de ideas? ¡Mísero don Juan!
Palabra del Dia
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