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Actualizado: 26 de noviembre de 2025
Desde las diez del día comienzan a dar varias vueltas con orden, a toque o ruido de cajas, por la plaza, unos a pie y otros a caballo, en que arman varias escaramuzas y torneos; hasta las doce, a cuya hora se anuncia la festividad con repiques de campanas y algunos tiros de camaretas, a cuya señal concurren todos los del pueblo a la puerta de la iglesia, en cuyo pórtico está colocado el real retrato en el lado correspondiente al evangelio, en un cajón, con sus puertas y cortinas interiores, y al lado opuesto están las armas reales pintadas en la pared o en lienzo.
En buen hora que las viudedades, retiros y pensiones de los que han servido y fallecido en Filipinas se paguen como es justo por sus cajas; pero estas personas, si vienen á España, deberian en justicia venir con ellas sus pensiones, con la baja correspondiente de la diferencia del valor de la moneda.
Al principio los coches se llenan sin grandes apreturas, arrancan primero los mejores, ómnibus enormes y seguros breaks de forma extranjera ya españolizados, con suertes del toreo pintadas en portezuelas y cajas; después, a falta de los buenos, la gente toma por asalto los que van quedando; jardineras con las ballestas rotas y mal encordeladas, tartanas quebrantahuesos y ómnibus pequeños, de aquellos viejos que años antes iban a dos riales al patíbulo, todos tirados por mulas y caballos trasijados que ostentan en el pescuezo collarones a la jerezana pagados con la escatima del pienso, sin que su pobre costillaje ponga lástima en el corazón de la chulapería, ávida de empezar a varazos.
Arrancaron con esto y fuéronse; quedé solo, llevéme el cofín a casa, conté la burla y no quisieron creer que había sucedido así, aunque lo celebraron mucho, por lo cual los convidé para otra noche a verme correr cajas.
Abrió el piano, el pobre piano del capitán escocés, y unos acordes tenues y lloriqueantes, producto de una desafinación de varios años, conmovieron el salón con la melancolía de los recuerdos que resucitan. Era una música igual á la de las cajas melódicas que se encuentran olvidadas en el fondo de un armario, entre las ropas de una vieja difunta. Freya declaró que esta música olía á rosas secas.
No pocos hombres, sobre todo si son forasteros y no la conocen, se figuran lo que quieren, se las prometen felices, y se atreven a requebrarla y hasta a hacerle poco morales proposiciones. Ella entonces los despide con cajas destempladas.
Rióse como un condenado, y palpó la culata del revólver: las cajas de cartuchos estaban en sus bolsillos. Se le ocurrió una pregunta ¿dónde principiaría el drama? En su aturdimiento, no se le había ocurrido preguntarlo á Simoun, pero Simoun le había dicho que se alejase de la calle de Anloague.
Habia un gran presagio sucedido, Que oyeron por los aires tintinando De cajas y atambores gran ruido, Que en concertado son iban sonando. Cometas por el cielo han parecido, Que acá y allá contino andan errando: El aire obscurecido y tenebroso, Promete fin horrible y espantoso.
Otro cuadro más raro tienen que contemplar nuestros tres conocidos al llegar sobre cubierta: montones de jarcia, cajas de provisiones, una res acabada de desollar, enormes jaulas conteniendo vacas, cerdos y carneros, y otras menores con gallinas; grupos de marineros acá izando una verga, allá bajando pesados bultos á la bodega; y por último, revueltos y deslizándose entre tanto obstáculo, más de un centenar de muchachuelos del corte de nuestro aspirante á indiano.
En el escritorio estaba la correspondencia de la difunta, en cajas de cartón bastante viejas y una cartera llena de valores italianos y franceses así como algunos miles de pesos en monedas de oro y plata.
Palabra del Dia
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