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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Bajo los últimos soles del invierno empezaba á sonreir la Naturaleza, ciega, sorda, insensible, que ignora nuestra existencia y acoge indiferente en sus entrañas lo mismo á un pobre animalillo humano que á un millón de cadáveres.

Dichos cadáveres, horriblemente destrozados, eran la propiedad, todas las clases de propiedad posibles, el Estado, la Iglesia y cuantas instituciones se derivan de estos dos principios, Matrimonio, Ejército, Crédito público, etc... Con admiración de todos, Juan Pablo se lanzó a la defensa del amor libre, de las relaciones absolutamente espontáneas entre los sexos, y puso la patria potestad sobre la cabeza de la madre.

Allá van, animosos y decididos, á dar su sangre por su , por el cristianismo, por la verdadera civilizacion del mundo, por la gloria del Criador, y á dejarse sepultar cadáveres desangrados en ese hondo rio, momentáneamente agitado y luego otra vez magestuoso y sereno.

Periódicamente, una mitad de ella chocaba con la otra mitad; se mataban por esclavizarse en la cubierta movediza, flotante sobre el abismo; pugnaban por echarse unos á otros fuera del buque; la estela de la nave se cubría de cadáveres.

Al frente de una escuadra de negros, que eran su guardia, ataca cimitarra en mano, formando en torno de él un círculo de cadáveres; pero al fin un sollerense le atraviesa el pecho con su lanza, y al caer huyen los invasores, perdiendo su estandarte. Un nuevo enemigo les cierra el paso cuando escapan hacia la costa para salvarse en sus navíos.

Estos bosques surgían como manchas de vida allí donde el encuentro de las corrientes superficiales hacía llover un maná de diminutos cadáveres. Las plantas retorcidas y calcáreas, duras como la piedra, no eran plantas: eran animales. Sus hojas, tentáculos inertes y traidores, se encogían de pronto. Sus flores, bocas ávidas, se inclinaban sobre la presa, sorbiéndola por sus ventosas glotonas.

Y se cree un sér grande porque siente afectos que orgulloso diviniza, cuando acaso los miente. ¡Amor de patria! dice, imaginando que es privilegio la atraccion sagrada que hace al ave viajera amar á la enramada donde elevó su voz por vez primera, donde pasó el estío, donde vuelve á anidar la primavera. ¡Razon! exclama con acento grave, y áun blanquean al sol en la llanura las osamentas de cien mil soldados que asesinó su bárbara locura; el paso de la fiera muchedumbre áun destroza la miés de la campiña, y cadáveres mil ensangrentados alimentan las aves de rapiña. ¡Arte!... Tal vez tan sólo ese deseo es en él verdadero y grande y puro... Tal vez... Mas, ese mismo sentimiento, ¿no es acaso el altivo desvarío de hallar de Dios el ignorado asiento, adivinar su imágen escondida, sorprender su existencia en un momento, y robarle el secreto de la vida?

Algunos diputados, tendidos en sus escaños, parecían cadáveres en descomposición. Olía mal. Indudablemente pensé , el Parlamento no es un espectáculo de verano. Para el verano ya tenemos las corridas de toros, que se hacen al aire libre. Y, dirigiéndome a un diputado amigo: ¿Por qué no cierran ustedes? le dije.

Entonces solo se ven en los cadáveres el destrozo y ruina que aquella causa ha producido, induciendo la muerte: por donde lo que con tales anatomías se descubre por lo comun son los efectos, no las causas de la extincion. Esto lo confiesan llanamente los Profesores Médicos de buenas luces.

Ya terminado el fuego, procedióse, á pesar de lo avanzado de la hora, á practicar un reconocimiento en el campo de batalla, el que dió como resultado que se encontraron 12 cadáveres, dos de los cuales estaban en el lugar donde se rompió el fuego por el teniente Llaca, también se ocupó al enemigo 30 caballos, sacrificándolos acto seguido por no encontrarse útiles.

Palabra del Dia

hociquea

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