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Actualizado: 27 de mayo de 2025


El Egipcío no cabia en de enojo. ¡Qué abominable pais es Basora! mil onzas de oro no me han querido dar sobre la alhaja mas preciosa del mundo. ¿Cómo así? dixo Setoc; ¿sobre qué alhaja?

Digo verdad; si con mi sotileza y buenas mañas no me supiera remediar, muchas veces me finara de hambre; mas con todo su saber y aviso le contraminaba de tal suerte, que siempre o las más veces me cabía lo más y mejor. Para esto le hacía burlas endiabladas, de las cuales contaré algunas, aunque no todas a mi salvo.

Don Fermín quedó satisfecho del vestido, aunque no de que fuéramos al baile. El vestido, según pudo entrever acercando los ojos a la celosía del confesonario, era bastante subido, no dejaba ver más que un ángulo del pecho en que apenas cabía la cruz de brillantes, que Ana llevó también a la Iglesia para que se viera cómo hacía el conjunto.

No cabía duda de que lo enviaba casi todas las noches. ¿Pero con qué propósito? Esto era lo que ella no podía adivinar... Jamás se hubiese atrevido a preguntárselo. Por otra parte, no le veía casi nunca, a no ser por la noche, los días de ópera, en un palco segundo de frente a la escena, al que estaba abonado durante todo el año.

Se ahogaba con los trajes de paseo; no cabía en las habitaciones reducidas; resoplaba en las butacas del teatro, y en misa repartía codazos para disponer de más sitio.

Y ¿cuál la magnitud de mi disgusto y de mi pena al considerar que yo poseía el remedio de la más grande de las suyas, y, sin embargo, me resistía a ofrecérsele? ¿Era honrada esta conducta mía? ¿Estaba obligado yo a aceptar compromisos imposibles de cumplir? ¿Estaba bien demostrada esta imposibilidad? ¿Cabía, en la duda, el recurso de prometer, a reserva de cumplir hasta donde se pudiera?...

«Bien; esto era racional». Por eso se acostaba, porque él siempre se rendía a la razón y a la evidencia, y pensaba rendirse aún más, si cabía, ahora que iba a ser padre y tenía que dar ejemplo.

Se aplicó el dorso de la mano a una y otra mejilla y volvió a reír. Parecía realmente divertida con los celos de Adriana. Aunque todas aquellas manifestaciones eran raras en su carácter de ordinario sereno y dulce, Adriana no pudo advertir, por el momento, nada de anormal. No cabía en de júbilo.

Pero, amigo mío, yo no puedo estar en todas partes. Esta noche no podré asistir a la muerte de ese hombre. ¿Pues no ha de poder? Hay tiempo para todo. Fijemos horas. No es preciso. Ya nos encontraremos. Adiós. Pues adiós. Era de noche y corrí al ventorrillo. Don Diego tardó mucho; pasó una hora, pasaron dos y yo no cabía en de ansiedad y afán.

Seguía Julián a Nucha en sus exploraciones, a fin de vigilar y evitar, si cabía, cualquier suceso desgraciado. Y en efecto, su intervención fue provechosa cuando Nucha descubrió en el gallinero cierto pollo implume. El caso merece referirse despacio. Había observado Nucha que en aquella casa de bendición las gallinas no ponían jamás, o si ponían no se veía la postura.

Palabra del Dia

bagani

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