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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Las mas altas cimas de la cadena de Monte-Blanco, cuya cúpula no es posible ver desde Chamonix, brillaban ya iluminadas por los argentinos rayos del sol, en tanto que en el valle, á las cuatro y media de la mañana, vagaban todavía las últimas sombras de la noche. Donde quiera reinaba el movimiento: en las puertas de los hoteles, en las calles vecinas y en los afueras del pueblo.
Tú ves visiones. Seguíase breve pausa y completo silencio. Una espera trágica. ¡Chist! Ahora, ahora gritaba la anémica palmoteando . ¡Ahora sí que viene! ¡Y con alma! En efecto, oíase un borboteo extraño, después un silbido agudo, y un chorro de agua hirviente, que despedía intolerable olor sulfuroso, se lanzaba, espumante, recto y rápido, hasta la cúpula misma del alto cenador.
Los montes, diferentes por su elevación, lo son también por la naturaleza de los terrenos, el perfil y el aspecto general. La cima más elevada, que parece el pastor del rebaño de montes, es una ancha cúpula con resistentes bases; la masa de granito, oculta bajo las plantas, se revela por los majestuosos movimientos de la verdura que forma su relieve.
El altar mayor, sencillísimo y elegante, se compone de cuatro columnas de pórfido, robadas á Santa Sofía de Constantinopla: las cuatro asombrosas columnas están coronadas de una cúpula de pórfido tambien: todas las puertas del templo son de bronce, incrustadas de estatuas, diríase es el templo de Salomon.
Ansiaban la posesión de los campos donde el sagrado olivo alterna su ancianidad severa con la alegre viña, donde el pino extiende su cúpula y el ciprés yergue su minarete.
El espacio hienden torres de la iglesia redentora que la cúpula cobija con los brazos de la cruz y del fondo de los siglos va la chispa inspiradora encendiendo en las conciencias los destellos de su luz. Con monjiles atavíos, tras las tapias del convento, se presiente que va pronto María Clara a parecer, evocando soñadora, ya dormido el pensamiento, la azotea do hizo Ibarra sus mejillas florecer.
Eran los de todas las naciones en cuyos puertos tocaba el buque, añadiéndose a ellos los de Paraguay y Chile. Una cúpula de cristales de colores elevábase sobre el artesonado de oro obscuro. Profundos sillones de cuero se agrupaban en torno de las mesas de roble.
Algunos claros permitían ver a través de las ramas las murallas de la reducida ciudad, el minarete de una mezquita, la cúpula de un marabut, y en lo alto la enorme masa del Atlas, verde en su base, nevada en la cima, como cubierta de blancas pieles, con cabrilleos, con la blancura de copos caídos.
Entre punta y punta, un elegante arco ultra-semicircular, al cual se adapta una tabla de alabastro calada, deja á la vista paso dudoso al azul del cielo; con esto, ostentando la cúpula que sobre el octógono y sus pechinas se levanta un verdadero prodigio del arte mosáica por los dibujos y vivos esmaltes con que en ella se fingen las mas preciadas estofas del Asia, el domo bizantino reproduce á la imaginacion del que absorto lo mira una ligera tienda de campaña de sedas, lino y oro, fija en tierra con ocho varas dobles colocadas en círculo, henchida por un recio viento, y como tirando para desprenderse y alzarse rápida á la region de las nubes.
Muy cerca del puente, sobre el puerto mismo, se levanta la linda cúpula dorada de la Torré-de-Oro, que parece cubierta de escamas relucientes. Al pié mismo de la torre de la Giralda veiamos la masa estupenda y romántica de la catedral, cuyas formas góticas y color sombrío la hacian parecer una montaña de granito despedazada en cien picachos, agujas, arcos atrevidos y enormes grietas.
Palabra del Dia
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