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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Pero la escuela de la prosperidad material, que será siempre ruda prueba para la austeridad de las repúblicas, ha llevado más lejos la llaneza de la concepción de la conducta racional que hoy gana los espíritus. Al código de Franklin han sucedido otros de más francas tendencias, como expresión de la sabiduría nacional.
¡Ay! y quizá la Europa, tal vez el mundo, espera de este pueblo la revolucion moral de un principio, la constitucion de un pensamiento, la pauta y la fórmula de un sistema! ¡La Europa y el mundo esperan acaso de esta ciudad una idea, una conducta, un código! ¡Ay! Hubo un tiempo en que yo lo esperaba tambien. ¡No habia estado en Paris!
Entre los griegos continué libro en mano, no es ya el infierno lo que se tiene en perspectiva, sino el Código Penal. Parece que en toda la Grecia el matrimonio era obligatorio, no sólo para la mujer sino también para el hombre y para el tutor de la mujer. La ley castigaba... A las jóvenes recalcitrantes que... Que se negaban a escuchar a su abuela... Es posible.
El último fué el que inmediatamente adquirió la privanza de su corazón: le sedujo hasta un punto indecible. Colocadas en lugar preferente de su biblioteca, fueron para él, á un tiempo mismo, código de la cortesanía y biblia de los sentimientos nebulosos y delicados.
Si cotejamos su modo de obrar con el modo de discurrir que se halla entre ellos, muchas que nos parecen contradicciones, las hallaremos consecuencias legítimas de sus principios. Costumbres. Casamientos. Código amoroso indio. Prólogo al libro. Bíndo Cabezang Juan y cabezang María. Los faldones del munícipe. Elocuencia de las uñas. El Eureka tagalo. El pretendiente y la pretendida.. El pamimianan.
Entonces el hermoso mancebo, justamente indignado, pero olvidando por el estado de ofuscación en que se hallaba todos los artículos del código de la galantería, descargó una bofetada en el rostro de su querida, y después otra, y después otra... en fin, una sopimpa más que regular.
Querida y respetable prima, respondió el abogado: el hombre no me intimidaba; pero el maldito perro me infundía cierta aprensión ... Bien has visto lo que ha hecho, de una dentellada, con el pobre Stop ... Haberle metido un tiro en el vientre ... Hubiera podido no acertarle y entonces ... Pero, ¿no sabes tirar? Te confieso que conozco mejor el código que el tiro.
¡Es posible! replicó el auvernés, riendo de buena gana. Y, en virtud del Código civil, linda invención del Imperio, le dejarás a cada uno de ellos un par de céntimos al día. En tanto que, con dos mil francos, puedes vivir un mes lo menos como un rico, conocer los placeres de la vida y elevarte muy por encima de tus semejantes.
Una de las mayores dificultades que se tocaron en la tristísima memorable quiebra de la casa de Russell Sturgis, la más antigua y poderosa de cuantas hasta ahora han funcionado en Filipinas, fué la forma de llevar los libros contraria á lo que manda el Código.
No será usted obscurantista, pero tiene la moliera a obscuras para todo lo que no sea picardía. ¿Qué tiene que ver que al señor Barinaga, al bueno de don Santos, se le haya metido en la cabeza que su comercio de quincalla y cera va a menos por una competencia imaginaria que, según él, le hace el Provisor? ¿Qué tiene que ver eso, alma de cántaro, con que el bazar, como lo llama, de La Cruz Roja, tenga sótanos y el Magistral sea comerciante aunque lo prohíban los cánones y el Código de comercio?
Palabra del Dia
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