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Los productos principales del Canton son agrícolas: granos, plantas filamentosas y crias de ganados; en su industria solo son notables algunos tejidos de algodon, lino y cáñamo y la fabricacion de cidra. La navegacion del lago de los Cuatro-Cantones, á bordo de uno de los numerosos vaporcitos que parten de Lucerna cada hora, en diversas direcciones, es una de las mas entretenidas.

La mujer más fea y pobremente vestida del buque... Una especie de institutriz casada con un musiquillo borracho, del que se reían todos, hasta la turba de cómicos que iba con él. En su burla despiadada no perdonó ni al niño: un gordinflón con pelo de cáñamo, el más sucio de toda la chiquillería del buque. Ella esperaba ver a Fernando llevándolo en brazos mientras hacía el amor a la mamá.

Por último, dijo así con aspereza, remedando el hablar francote y brutal de la gente del bronce: «Chicáaaa..., no me beses más, que no soy santo. A casa» dijo la Sanguijuelera, saltando sobre el cáñamo. Aquel día añadió Encarnación a su olla algo extraordinario. Comieron en la trastienda, que más bien era pasillo por donde la tienda se comunicaba con un patio.

Grupos de soldados obedecían con prontitud mecánica las órdenes breves é imperiosas. Un perfume de botica, de drogas concentradas, se esparció por las habitaciones, mezclándose con el fuerte olor de los antisépticos que habían rociado las paredes para borrar los residuos de la orgía nocturna. Vió después mujeres vestidas de blanco, mocetonas de mirada azul y pelo de cáñamo.

Agrúpanse desordenadamente al pie del peñasco las humildes casuchas con techo de pizarra ó de cáñamo, del antiguo lugar esclavizado.

En toda esa interesante provincia, como en la occidental, la agricultura ha alcanzado un alto grado de perfeccion, y sus productos son muy valiosos, particularmente en lino y cáñamo, destinados á la fabricacion, en remolachas, que alimentan á muchas fábricas de azúcar, granos oleaginosos, lúpulo, tabaco, cereales y papas.

En mi mocedad siempre andaba por las iglesias, y no de puro buen cristiano. Muchas veces me hubieran llorado en el asno si hubiera cantado en el potro. Nunca confesé sino cuando lo mandaba la Santa Madre Iglesia. Preso estuve por pedigüeño en caminos y a pique de que me esteraran el tragar y de acabar todos mis negocios con diez y seis maravedís: diez de soga y seis de cáñamo.

Delante de todos venía un castillo de madera, a quien tiraban cuatro salvajes, todos vestidos de yedra y de cáñamo teñido de verde, tan al natural, que por poco espantaran a Sancho. En la frontera del castillo y en todas cuatro partes de sus cuadros traía escrito: castillo del buen recato. Hacíanles el son cuatro diestros tañedores de tamboril y flauta.

Por mediación de nuestra masonería nos trajeron unas limas, una sierra, una brújula de bolsillo y manojos de cáñamo para hacer cuerda. Dormíamos todos en hamacas. Era en invierno, y quedamos los tres convenidos en permanecer con la cabeza tapada, como si tuviéramos frío.

Cuando notó que éstos le habían vuelto la espalda y que la estopa y las herramientas andaban al alcance de sus manos, virgen de toda noción de fueros de pertenencia, creyó lo más natural del mundo trasladar al insondable pecho de su camisa algunas libras de cáñamo y un escoplo; hecho lo cual, por consejo de su prudencia levantóse con sigilo é hizo rumbo al polo opuesto.