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Actualizado: 15 de junio de 2025
Andronico apretado de la persuasion del hijo, y de sus privados, que continuamente con quejas y sentimientos lloraban la miseria de los Griegos en tanto deshonor suyo, mostró luego contra los Catalanes el efecto de su pláticas, respondiendo á Roger, y á Berenguer que le pedian dinero para la guerra, que no les queria pagar hasta que hubiesen pasado á la Asia, y diesen principio á la guerra; lenguaje nunca antes usado de Andronico, que hasta entonces fué más largo en hacerles merced, y darles dinero, que solícitos ellos en pedirle.
Enviáronse un caballero que Montaner llamado Síscar, y á Pedro Lopez Adalid, y dos Almugavares, y otros tantos marineros; que eran de todas las diferencias de milicia que habia en nuestro ejército; y esto fué antes que se supiese en Galípoli la muerte de los tres Embajadores primeros, que fueron por órden de Berenguer de Entenza.
Berenguer de Entenza con igual correspondencia suplicó al Emperador, que el título de César que le ofrecía fuese servido de darle, á Roger; persona de tantos servicios, y por el casamiento de su nieta adoptado en la casa Real, pocas veces usada, no solo en los tiempos presentes, pero ni en los antiguos, donde la moderacion y templaza parece que tuvieron alguna estimacion.
Berenguer desesperado de poder alcanzar la recompensa, se fué al rey de Francia, y al Papa á tentar segunda vez que diesen ayuda á los catalanes de Thracia, proponiendo lo mismo que los tres embajadores propusieron; pero ni el rey, ni el Papa, quisieron darsele, y él se hubo de volver á Cataluña, donde vendió parte de su hacienda, y juntó quinientos hombres, todos gente conocida y plática, y embarcado en un grueso navío, dejó la quietud de su casa para acudir á los amigos que tenia en Galípoli.
Fué el contento universal en todos, así del vando de Berenguer, como de Rocafort, á quien alteró mucho la venida tan fuera de tiempo del infante, y sin duda que desde luego le negara la obediencia si no fuera porque conoció en los suyos el gusto que les habia dado esta nueva.
Ofreciéronle al Emperador ciertos hombres de Malvasia de acometer las dos galeras de Berenguer, y vengar la poca estimacion que hacia de su amistad, y juntamente cobrar ellos una galera, que tenian á partido en servicio de Berenguer, pero el Emperador no permitió que se ejecutase, porque pensó reducirle.
Los Turcos, y Turcoples, y los Almugavares siguieron á Rocafort, y algunos caballeros; con Berenguer se fueron los Aragoneses, y toda la gente noble que servia en la mar. Montaner por su oficio de Maestre racional no tuvo porque declararse, por haberse de quedar en Galípoli, y así quedó solo por confidente de entrambos.
Andronico replicó que les satisfaría el daño, y entonces ya no quisieron, porque informados mejor de lo que emprendian no les pareció igual paga. Supo el Emperador que traian á Berenguer preso, procuró con amenazas y ruegos que se le entregasen, y ultimamente ofreció por su persona veinte y cinco mil escudos.
Estando ya para partirse Berenguer, el Emperador le envió á llamar muchas veces, sin que pudiese creer que Berenguer le dejaria.
D. Berenguer de Requesens, General de las galeras de Sicilia, fué siempre de parecer que no se fuese á Trípol, y ansí lo decía públicamente y lo escribió al Rey, por lo que vino el Duque á desabrirse con él y á no tratar con alguno de los que contradecían la ida. Con D. Alvaro solamente consultaba y comunicaba todo lo que se había de hacer.
Palabra del Dia
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