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Actualizado: 15 de junio de 2025


Declararon los jueces, que Berenguer, Rocafort y Fernan Jiménez gobernasen cada cual de por , y que los soldados tuviesen libertad de servir debajo del gobierno que mejor les pareciese, sin que para esto se le hiciese violencia por ninguna de las partes.

Puesto Berenguer en libertad, el rey envió sus deputados á Mompeller, lugar que se señaló para tratar de la recompensa; y la república envió á Señorino Donzelli, Meliado Salvagio, Gabriel de Sauro, Rogelio de Savigniano, Antonio de Guillelmis, Manuel Cigala, Jacomio Bachonio, Raffo de Oria, Opisino Capsario, Guiderio Pignolo, y Jorge de Bonifacio, todos de su consejo.

Sucesos De Berenguer de Entenza después de su prision hasta su libertad, y su vuelta á Galípoli.

Y juzgando por menor inconveniente romper su y palabra, que dejar de las manos tan importante y rica presa, enviaron á convidad á Berenguer de Entenza, dándole palabra de parte de la Señoria que no se les haria agravio, ni ultraje alguno, que viniese á honrar su Capitana, donde tratarian algunos negocios importantes á todos.

Con esto apresuró Berenguer su partida, y embarcó la gente, pero al tiempo que quiso salir, Don Sancho mudó de parecer, olvidado de la palabra que poco antes habia dado, y faltando á su mismo honor, y reputacion; cosa que causó en todos novedad, ver en tan poca distancia tomar tan diversas y encontradas resoluciones, sin haberse podido ofrecer por la cortedad del tiempo nuevos accidentes, que le pudieran obligar.

Fué mucho ménos el número de la gente de lo que se creyó; por que los dos Berengueres de Entenza, y Rocafort no pudieron juntarse con Roger, ni seguirle, porque difirieron su partida para el siguiente año. Berenguer de Entenza esperaba nuevas compañias de gentes de Cataluña para acrecentar sus fuerzas, y pasar con mayor reputacion.

Preso Berenguer de Entenza, y muertos los mejores caballeros y soldados que les siguieron, quedaron solo en Galípoli con Rocafort su Senescal, mil y dos cientos infantes, y doscientos caballos, y cuatro caballeros buenos soldados, Guillén Siscar, y Juan Perez de Caldés Catalanes, y Fernando Gori, y Ximeno de Albaro Aragoneses, y con ellos Ramon Montaner Capitan de Galípoli.

Otro día por la mañana vino el gran Turco en una fragata á ver las galeras y hiciéronle muy gran salva. Martes 1.º de octubre llevaron á D. Alvaro y á D. Sancho de Leyva y á D. Berenguer de Requesens á caballo, con los más de los soldados que se habían perdido, á pie, tras ellos, y armados muchos con coseletes, poniéndolos por orden de tres en tres, asidos de las manos.

Últimamente Rocafort vino bien en esto, por temer los daños que se podrían seguir, ó por parecerle que los doce consejeros estarian mas de su parte que de la de Berenguer, á quien fácilmente persuadieron lo mismo.

Con este buen despacho se despidieron los embajadores del rey, y la república envió otros para que de su parte representasen lo mismo y el vivo sentimiento que habian tenido todos los de ella, de que su general, aunque sin culpa, hubiese ofendido sus vasallos, y que luego que se supo mandaron que á Berenguer le llevasen á Sicilia, y le restituyesen lo que le habian tomado.

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