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Actualizado: 19 de mayo de 2025


Ahí está Barras. Entraba el conde, frío y altanero según su costumbre. El principal se levantó con deferencia para introducirle en el despacho del notario, a quien encontró solo con gran asombro suyo. ¿Dónde diablos se han metido los otros? Puede que en algún armario dijo el joven Candore, que había estado en París y se jactaba de conocer las piezas de Hennequín.

Una vez derribado le puso el puñal al rostro por entre las barras de la visera y el temible pirata permaneció inmóvil, único modo de evitar la muerte que tan de cerca le amenazaba.

Sobre las otras mesas, como hijas vistosas que en la frescura de su juventud no temen la bizarría de lo llamativo, lucían el verde y ámbar brasileños, de un tono igual al de los frutos tropicales; el sol majestuoso y las barras de la ribera uruguaya; el aleteo primaveral albo y celeste del pabellón argentino; la blanca estrella chilena sobre un cielo de intenso azul, y la gran constelación de la América del Norte amontonando en el arranque del rojo septagrama su rebaño de asteroides.

Así, en Bogotá, el Congreso se ha visto escarnecido, insultado, apedreado por las barras iracundas... y seguras de la impunidad. ¡Tenemos también entre nosotros tristes y análogos recuerdos!

Costaron de alquiler de cuatro barras de fierro para asar la ternera 10 mrs. Costaron de alquiler dos calderas de cofradía para asar la vaca e la ternera con sus aparejos 10 mrs. Costaron 60 haltamices blancos de barro 20 mrs. Quarenta salseretas blancas 8 mrs. Veyntiquatro picheles verdes para vino 13 mrs. Veinte jarrillos para dar agua 4 mrs.

Figúrate que hay en el suelo dos barras de hierro donde se ajustan las ruedas de unos enormes coches... así como casas. Estos coches van atados unos a otros. A poco que les empujen, como las ruedas se ajustan a las barras de hierro, ¡zás! aquello corre como una exhalación. Ya entiendo... las mulas.... Si no hay mulas, tonta.... Ya te lo explicará D. Salvador, que ha montado en esos vehículos.

27 y cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para el otro lado del tabernáculo, que está al occidente. 28 Y la barra del medio pasará por medio de las tablas, de un cabo al otro. 29 Y cubrirás las tablas de oro, y harás sus anillos de oro para meter por ellos las barras; también cubrirás las barras de oro.

Si no hacen aquesto entrará en costa, Que Francisco llegó con grande pío, Y entrando en el navío no ha hallado Las barras, que en el agua se han echado.

Como no se paraba en barras cuando creía necesario interrogar a alguna persona, de buenas a primeras acometió a Ballester en esta forma: «Dígame usted, caballero, y dispense la confianza. ¿Es usted la persona que ahora... tiene más ascendiente con esta mujer?». Yo, señora... ascendiente no creo tenerlo... La conozco hace poco tiempo. Soy su amigo; me intereso algo por ella.

Por el examen detenido se deduce el método racional de fabricación, formando primeramente el cilindro del ánima con barras ó duelas de hierro batido, de 6 cm. de grueso, sujetas con manguitos de 12 cm. también de grueso y de 55 á 65 de longitud, y cubiertas las uniones de uno y otro con zunchos de 5 cm. de grueso y 20 de anchura.

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