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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Entonces la ceremonia no existía, el pueblo se manifestaba diariamente sin previa designación de puestos impresa en la Gaceta; y sin necesidad de arcos, ni oriflamas, ni banderas, ni escudos, ponía en movimiento á la villa entera; hacía de sus calles un gran teatro de inmenso regocijo ó ruidosa locura; turbaba con un solo grito la calma de aquel que se llamó el Deseado por una burla de la historia, y solía agruparse con sordo rumor junto á las puertas de Palacio, de la casa de Villa ó de la iglesia de Doña María de Aragón, donde las Cortes estaban.
Vió en una plaza las estatuas de cuatro reyes de España... Pero todos estos recuerdos sólo le inspiraron un interés fugaz. Le preocupaban el movimiento extraordinario de las calles, el gentío formando grupos para escuchar la lectura de los periódicos. Muchas ventanas tenían banderas nacionales entrelazadas con las de Francia, Inglaterra y Bélgica.
Vuestros padres, titanes todos fueron, Que desplegando al viento sus banderas Contra un poder gigante combatieron, Y encima de las altas cordilleras Lanzaron sobre el leon de las Españas Del pueblo irresistible las montañas.
Yo soy buena para amiga; no puedo ser ya más... aun cuando le amase. Somos de diferente casta. Le he estudiado a usted y veo que es sensato, honrado y tímido. Yo soy de la casta de los locos, de los desequilibrados; me alisté para siempre bajo las banderas de la bohemia, y no puedo desertar. Cada uno por su camino.
Las ventanas de las casas de campo, las terrazas de las «villas», se punteaban de negro con la salida de las gentes que abandonaban la mesa del almuerzo. Banderas de diversos colores empezaron á ondear en edificios y tapias á ambos lados de la vía, desde media falda de la montaña hasta la ribera del mar. Don Marcos corrió á la ventana opuesta. Aquí, el paisaje era urbano.
Es ya sabido quién era este Almanzor: casi todas las ciudades del norte y oriente de España conservan aun tristes recuerdos de su lanza irresistible: casi todos los campos de Castilla fueron removidos con furor por sus batallas. Llevaba encadenada á sus banderas la victoria: no regresaba á la corte sino cargado de botin, lleno de despojos, de tesoros.
Al ver tantos cañones, tantos grupos de naciones vencidas, tantas banderas, tantos trofeos, parece que vemos pasar delante de nosotros una procesion de esqueletos ensangrentados.
En cualquier puerto lo reciben con músicas, discursos y banderas, o sube la policía y le asegura las manos con esposas... Parece orgulloso, y al mismo tiempo revela una timidez incompatible con el mucho dinero. ¿Quien será?...
A no caer el Ingles en el engaño, Que causan con banderas y alboroto, Hiciera en aquel puerto mucho daño, Y fuera el miserable puerto roto. Milagro fué, sin duda, y caso estraño Estarse el enemigo algo remoto De tierra por tres dias, contemplando Lo que está nuestra gente maquinando.
Roger dedicó el resto de aquel día y parte del siguiente, á ver desfilar el brillante ejército reunido para aquella expedición bajo las banderas del rey de Inglaterra. No tardó en reunírsele Simón, que tomó asiento á su lado sobre una elevada roca. Hombres, caballos, armas y arreos, todo esto es magnífico, Roger, y digno de la atención que le dedicas, dijo el veterano.
Palabra del Dia
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