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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Mi criado que me ayudaba á vestir, se quedó mirándome con esa gravedad del que trata de investigar una cosa que no comprende, y por último me dijo no entiendo, señor. Digo, mi buen Quico, si tú crees, por ejemplo, que una india pueda llegar á ponerse muy flaca, muy pálida y muy mala, en puro querer á un hombre. Puede más, señor. ¡Caramba! Puede más. Seguro, más.
Ayudaba a componer el menú de la cena; elegía los vinos; indicaba los mejores cantantes y cantatrices, a quienes se invitaba también al gabinete. Luego se sentaba en un extremo de la mesa, con su botella de champaña, que los criados le llevaban cada vez que cambiaba de sitio. Cuando le dirigían la palabra se sonreía, y diríase que hablaba mucho, aunque guardaba, en realidad, casi siempre silencio.
Encendieron luz en el gabinete, y sobre una gran mesa que allí había, por el estilo de las mesas de los sastres, Aurora, sacando sus avíos, se puso a cortar y a preparar. Fortunata la ayudaba a desenvolver los patrones y a hilvanarlos sobre la tela.
Entraron: al fondo, bajo cobertizo, había varios coches; a la derecha una gran cuadra; a la izquierda, un cuartito con una mesa, sobre la cual se veían un tintero, varias plumas y dos gruesos cuadernos: era el sitio donde Inés ayudaba a su marido tomando apuntación de los encargos y reclamaciones.
Su esposa se enfadaba y amenazaba con tirar las retortas al patio. La única que le ayudaba algo era Presentación. Pero esto es por interés dijo tristemente, porque me necesita para llevarla a paseo. En cuanto se case me abandonará. En efecto, el amor había hecho presa al fin en el corazón de la hija menor del naturalista.
De este modo, si la fortuna ayudaba al primero, podría luego proteger al segundo; y, en caso contrario, éste tendría siempre refugio que ofrecer al que intentaba restaurar el brillo de su casa y el renombre de su estirpe. Hiciéronlo así, y años después de la separación supo Diego que Antolín cantaba en una iglesia de Sevilla su primera misa.
Por fortuna, ya hoy no causa grandes estragos. En los tiempos de la antigua barbarie, en que las pasiones se saciaban sin conocer obstáculos, la acción ayudaba al pensamiento. Cuando un miembro de una familia hacía sombra a otro, el veneno y el puñal imperaban sencillamente.
Sin embargo, el exsecretario privado nos ayudaba, y en ese momento estaba empeñado en hacer toda clase de averiguaciones para cerciorarse dónde estaba su joven ama. La casa está completamente al revés, todo en ella está trastornado declaró un día la señora Percival, mientras me visitaba.
Esto, realizado en la época misma del pago del empréstito de cien millones de pesetas que el Gobierno había hecho hacía diez años a una casa extranjera, le empujaría a pensar en la venta de la mina de Riosa. Si por otra parte se ayudaba a la empresa sacrificando algunos millones, subvencionando periódicos y personajes, podía darse por seguro el éxito.
¡Y esa mujer, que es querida del duque de Lerma, está celosa de una dama que es la favorita de la reina! La reina importa ya poco... tal vez á estas horas... pero conviene, á pesar de esto, que esa muchacha siga enloqueciendo á Lerma; ella quería hacer un disparate, pero yo la he prometido que la vengaría si ella me ayudaba, y ha consentido en seguirme.
Palabra del Dia
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