Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de mayo de 2025


¿Más feliz? ¿Y por qué? Porque en aquél no hay fiebre, y ambos se aman en sueños. En cambio, en este caso, Vd. era únicamente quien amaba... ¿Dije ya que la actitud de Ayestarain me había parecido siempre un tanto tortuosa respecto a ? Si no lo dije, tuve en aquel momento un fulminante deseo de hacérselo sentir, no solamente con la mirada.

Y he aquí que una hora después, en el momento en que salía de casa, llega el doctor Ayestarain, otro sujeto de quien he sido condiscípulo en el colegio nacional, y con quien tengo en suma la misma relación a lo lejos que con Funes. Y el hombre me habla de a, b y c, para concluir: Veamos, Durán: Vd. comprende de sobra que no he venido a verlo a esta hora para hablarle de pavadas; ¿no es cierto?

Ayestarain conversaba conmigo, y una breve mirada de María Elvira, lanzada hacia nosotros por sobre los hombros del cuádruple flirt que la rodeaba, puso su espléndida figura en nuestra conversación. Hablamos de ella, y fugazmente, de la vieja historia. Un rato después se detenía ante nosotros. ¿De qué hablan? De muchas cosas; de Vd. en primer término respondió el médico.

Por fin entró Ayestarain, y Luis María salió, dejándome sobre la mesa el paquete de cigarrillos, pues se me habían concluído. Mi ex condiscípulo me contó entonces lo que en resumen es esto: Cuatro o cinco noches antes, al concluir un recibo en su propia casa, María Elvira se había sentido mal cuestión de un baño demasiado frío esa tarde, según opinión de la madre.

Ayestarain comprendió al parecer la parte de verdad que había en lo anterior, porque no insistió, y hasta que se fué no volvimos a hablar de aquello. Todo esto está bien. Lo que no lo está tanto es que hace diez minutos acabo de recibir una esquela del médico, así concebida: Amigo Durán: Con todo su bagaje de rencores, nos es indispensable esta noche.

Y volviéndose a , con una sonrisa forzada: ¿Lo enteró Ayestarain de lo que pasa?... Sería cosa de volverse loco con otra persona... Esto de otra persona merece una explicación. Los Funes, y en particular la familia de que comenzaba a formar tan ridícula parte, tienen un fuerte orgullo; por motivos de abolengo, supongo, y por su fortuna, que me parece lo más cierto.

Ayestarain me miró entonces sonriendo, como se sonríen los hombres entre ellos, y me hizo esta pregunta disparatada: ¿Qué clase de inclinación siente Vd. hacia María Elvira Funes? ¡Ah, ah! ¡Por aquí andaba la cosa, entonces! ¡María Elvira Funes, hermana de Luis María Funes, todos en María! ¡Pero si apenas conocía a esa persona! Nada extraño, pues, que mirara al médico como quien mira a un loco.

Es extraordinario... recomenzó Luis María, haciendo correr con disgusto los fósforos sobre la mesa. Y un momento después, con una nueva sonrisa forzada: ¿No tendría inconveniente en acompañarnos un rato? ¿Ya sabe, no? Creo que vuelve Ayestarain. En efecto, éste entraba. Empieza otra vez... sacudió la cabeza, mirando únicamente a Luis María.

¡Ya lo creo! Hay de todo allí... Y a propósito, esta noche lo esperamos. Ahora me había llegado el turno de hacer medicina a mi modo. Le dije que mi propia sustancia había cumplido ya su papel curativo la noche anterior, y que no pensaba ir más. Ayestarain me miró fijamente: ¿Por qué? ¿Qué le pasa?

Ayestarain, que nos había dejado un instante, salió muy satisfecho del estado de la enferma; descansaba con una placidez desconocida aún. La madre miró a otro lado, y yo miré al médico: podía irme, claro que , y me despedí. He dormido mal, lleno de sueños que nada tienen que ver con mi habitual vida.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando