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Actualizado: 6 de mayo de 2025
¡Tú! dijo con voz gozosa . Bien sabía que estabas aquí, á pesar de que estos hombres aseguraban lo contrario... Me lo decía el corazón... ¡Buenos días, Ulises! Caragòl volvió los ojos hacia el sitio donde adivinaba la presencia del segundo, como si implorase su perdón.
Además, Manín era un célebre cazador de osos, con los cuales se decía que había luchado algunas veces cuerpo a cuerpo. Los aficionados a tal clase de ejercicio le profesaban por esto respeto y simpatía. Sin embargo, los enemigos que el mayordomo tenía allá en su aldea aseguraban, riendo sarcásticamente, que lo de los osos era una farsa, que en su vida los había visto, cuanto más luchar con ellos.
Los monjes aseguraban que cada puntada equivalía para Dios a una cuenta del rosario.
Tuve la suerte muchas ocasiones, que los sugetos de mayor suposicion entre ellos, me revelasen un punto tan guardado y encargado de todos sus ascendientes; porque aseguraban que de él pendia la conservacion de su libertad. Esta es la existencia de una ciudad grande de españoles: mas no satisfecho con solo lo que estos me decian, seguia el empeño de indagar la verdad.
Otros aseguraban que el estigma no se había producido sino mucho tiempo después, cuando el viejo Rogerio Chillingworth, que era un poderoso nigromántico, la hizo aparecer con sus artes mágicas y venenosas drogas.
No me expliques más dijo Lázaro, viéndola llorar. Veo que aquellos demonios tienen la culpa de todo. ¡Maldito sea quien te llevó allá! Ellas te han calumniado, estoy seguro de ello. Siempre estaban hablando de faltas cometidas, de pecados ... y qué sé yo. Lo mismo decían de mi. Las dos aseguraban que yo era un malvado, y que había cometido no sé qué crimen.
Pues que imitara sus vicios». Para la Marquesa no había más que Luis XV y Regencia. Los muebles de su salón amarillo y la chimenea de su gabinete estaban copiados de una sala de Versalles, según aseguraban el tapicero y el arquitecto; pero el amor de la Marquesa a lo mullido y almohadillado había ido introduciendo grandes modificaciones en el salón Regencia.
Los que vieron partir al Marqués aseguraban que llevaba el rostro muy fosco, y que parecía estar de un humor de todos los diablos. Doña Luz, desde la partida del Marqués, había estado encerrada siempre. Ni para ir a misa salía a la calle. Así se pasaron, según queda dicho, cuatro largos meses. No había ya tertulia.
Aquellas sencillas gentes refirieron cosas tan extrañas vistas por ellos mismos, según aseguraban, o sabidas por personas veraces que apenas se podía creer nada de lo que contaban. Fuera proseguía sin interrupción el tumulto, el rodar de los carros, el berrear de los rebaños, el clamor de los fugitivos, lo que producía el efecto de un descomunal zumbido.
Se inventaban tambien diariamente continuas infaustas noticias, á fin de que los pocos vecinos fieles no levantasen el grito; unas veces aseguraban que habian arrasado la ciudad de la Plata, otras que en Potosí los criollos, unidos y confederados con los indios de la mita, habian muerto á todos los europeos, y que en la ciudad de la Paz se habia querido egecutar la misma traicion que en aquella villa, y que habian muerto 200 europeos y 300 criollos; con otras novedades de esta naturaleza, que discurria la malicia para infundir terror y sumision á los leales.
Palabra del Dia
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