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La fundaron Gabriel y Francisco Chirino de Morales en 1612. Se la nombra vulgarmente de S. Miguel por tener en su retablo un cuadro que representa al santo arcángel. Capilla de los Stos. Varones. Es la segunda á la derecha entrando por la misma puerta del Sagrario, en la misma banda del norte. Fué fundada por el jurado Gonzalo Muñoz de Velasco en 1614. Capilla de las Animas.

Don Gil cae en tierra bajo la impresión de tan horrible suceso; anonadado, y sintiendo un cambio completo en todo su sér, invoca la misericordia de Dios, y su súplica es oída; pelean entonces en los aires el Demonio y el arcángel San Miguel; éste triunfa, y obliga á su adversario á renunciar á su presa.

8 De la misma manera también estos engañados soñadores ensucian su carne, y menosprecian la Potestad, y vituperan las potestades superiores. 9 Pues cuando el Arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió a usar de juicio de maldición contra él, antes le dijo: El Señor te reprenda.

Juan de Toledo, que acababa de confirmar las constituciones de su cofradía, fué en 1529 el primero que dispuso se acudiese á la sagrada imágen para implorar la clemencia divina en las públicas calamidades, y desde entonces comparte la Vírgen de Villaviciosa la proteccion y defensa de Córdoba con el arcángel S. Rafael, con los santos patronos Acisclo y Victoria, y con los demas célebres mártires del arzobispado.

«De lo alto del pirámide sagrado «Libertad! por tres veces ha clamado «El arcángel de Dios. «En su cumbre despues de esta cruzada «La bandera argentina laureada «Pondremos con honorViva la Patria! Viva! Guerra al tirano! guerra! Por todo el llano y sierra Se siente retumbar. Tres mil libertadores Por la cruz de su espada A la Patria adorada Juraron libertar.

Allí, en vez de las historias del buen truhán Fernando de Amezqueta, tuvieron que oir, contada por una vieja, la historia de don Teodosio de Goñi, un caballero navarro que, después de haber matado a su padre y a su madre, engañado por el Diablo, se fué de penitencia al monte con una cadena al pie, hasta que, pasados muchos años y siendo don Teodosio viejo, se le presentó un dragón, y ya iba a devorarle, cuando apareció el arcángel San Miguel y mató al dragón y rompió las cadenas al caballero.

No soy yo quien te ha vencido, sino el demonio que ahogaba a los impuros novios o amantes de la que fue luego mujer de Tobías, a fin de guardarla entera para él. Sin duda, don Paco, que es muy devoto de San Rafael, Patrono de Córdoba, halló al tal demonio en el desierto en que ha estado, y con el auxilio del arcángel le desató y le envió a esta casa para que me defendiese.

Cuando en los campos del Sud Clave su pendon la gloria, Y el arcángel de victoria Bata su palma inmortal, Con potente lozanía Brotarán esos raigones, Y gigantes dimensiones El árbol adquirirá. Le valz bondit dans son sphérique empire. Alfred de Vigni.

Nada mas grandioso que ese monumento de cúpula fulgurante, que brilla al rayo del sol como una inmensa joya suspendida en el éter. Al mirarla se siente uno lleno de admiracion por la grandiosa sencillez que le quiso dar el genio oriental ó morisco. Aquel arcángel aéreo de bronce dorado que corona la cúpula y gira como una veleta, tiene no qué de celeste que provoca á escalar la altura para hundir la mirada alternativamente en el cielo y en el mar de casas resplandecientes y de campiñas admirables que las rodean. La torre, perfectamente cuadrada en su parte morisca hasta una altura muy considerable, fué terminada mucho tiempo después de la conquista, y por desgracia con un estilo del todo diferente. Así, hasta la región de las campanas se ve la civilización del árabe, rematando su obra la arquitectura refinada del Renacimiento. La elevación total de la Giralda es de 364 piés, siendo por lo mismo la mas elevada que existe en España. El cuerpo de la torre tiene 50 piés por lado.

Ni la Purísima de sueltos tirabuzones y traje blanco y azul, ni el san Antonio que hacía fiestas a un niño Jesús regordete, ni el san Pedro con la tiara y las llaves, ni siquiera el arcángel san Miguel, el caballero de la ardiente espada, siempre dispuesto a rajar y hendir a Satanás, revelaban en sus rostros pintados de fresco el más leve enojo contra el capellán, ocupado en combinar los preliminares de un rapto en toda regla, arrebatando una hija a su padre y una mujer a su legítimo dueño.