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Actualizado: 24 de junio de 2025
Pero lo repito, señores: ¡de quien tengo más quejas es del pueblo de Zaragoza, de ese pueblo que yo creí el más grande de la tierra y que no lo es!... ¡No, no lo es! No, yo diré á esa ciudad: no te conozco, Zaragoza. Tú no eres Zaragoza. Ya no sabes levantarte como un solo aragonés. Has dejado atropellar á Riego. ¡Tú nos salvaste en otro tiempo; pero hoy, Zaragoza, nos has perdido!
¡Qué es eso de bárbaros! exclamaron con furia los que más cerca estaban, volviéndose hacia los amigos con tanto interés, que hasta el mismo Calleja dejó la ciencia por salir en defensa de la Corporación. ¿Qué es eso de bárbaros, caballeriles? ¿Quiénes son esos pelandingues? dijo uno. Este es el aragonés que nos rezó el rosario esta noche. ¡Qué modo de hablar!
¡Pobre señora!... No hablemos de ella. Pero habló para lamentar sus prodigalidades de devota. Había dedicado millones á la construcción en España de un hospital enorme por consejo de su capellán aragonés, el astrónomo de los Campos Elíseos.
Sin embargo en medio de aquella confusa muchedumbre, yo decia dentro de mi mismo; el Aragon volverá á ser grande y presentará un espectáculo magnífico, si su Reina Doña Isabel 2.ª recuerda que la monarquia española llegó al apogeo de su grandeza, cuando ocupó el trono de Castilla un Rey aragonés.
También hay que observar que muchos han tomado los nombres de las localidades de donde provienen, y así tenemos centenares de Medinas, Castillas, Navarros, Toledos, Burgos, Aragonés, etc.
Es un magistrado les había dicho Crespo un día ; un aragonés muy cabal, valiente, gran cazador, muy pundonoroso y gran aficionado de comedias; representa como Carlos Latorre. Sobre todo en el teatro antiguo es lo que hay que ver. Esto era todo lo que las tías sabían del novio que se les preparaba a escondidas.
Fué Diego de Orós hidalgo Aragones, buen soldado, con treinta caballos y cien infantes; porque con esto les parecia que quedaria en defensa la Ciudad y su comarca, fiando más en la reputacion de sus armas, que en el número de la gente: que muchas veces alcanza la reputacion lo que no pueden las fuerzas. Reprimen los nuestros el atrevimiento de Sarcano Turco.
Aprendiz siempre hambriento, dependiente después en una época en que los mayores sueldos eran de cincuenta «pesos» anuales, a fuerza de economías miserables consiguió emanciparse, y con ayuda de sus antiguos amos, que veían en él un legítimo aragonés capaz de convertir las piedras en dinero, fundó Las Tres Rosas, tiendecilla exigua que en diez años se agrandó hasta ser el establecimiento de ropas más popular de la plaza del Mercado.
Tan difícil sería convencer á un aragonés de que había más duques que el de la Victoria, como hacer comprender á un indio, tal como él lo aplica y entiende, que el castila es todo aquel que ha nacido bajo la bandera española. Con el castila indio sucede lo que con los saludos.
Señores, aquí tenéis á mi amigo, al grande orador del club de Zaragoza, mi amigo y compañero. Los demás jóvenes, tanto viajeros como visitadores, rodearon al aragonés. Expliquemos. Cuando Javier estuvo en Zaragoza, trabó amistad muy íntima con Lázaro.
Palabra del Dia
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