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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Del apellido Esquivel existían dos familias principales el siglo XVII, y para distinguirlas, el vulgo añadía á sus apellidos los nombres de los barrios donde tenían sus casas solariegas, llamando así á unos Esquiveles de San Vicente y á otros Esquiveles de San Pedro.

Aunque él era español, y tenía apellido y nombre bastante vulgares, había adoptado los misteriosos nombre y apellido de Hadado Calpe. Su ciencia ó su arte principal se titulaba la funi-fantasmagoría, sobre la cual había escrito un libro muy grueso. Se fundaba esta ciencia ó arte en que el hombre es el verdadero microcosmo.

Todo esto ha estropeado un poco el carácter de misia Melchora, haciéndola adquirir una idea desmesurada de misma. Por Carlitos siente verdadera idolatría, entre otras razones, por ser el único nieto que lleva el apellido de Nuezvana, ilustrado por un virrey del Perú, por un obispo de Chuquisaca, por un oidor de Charcas, por un duque y grande de España y por la propia misia Melchora.

Sabedor de los enredos de la testamentaría de Vargas, y del profundo cisma de ambas familias, solía él decir con maligna intención, en el seno de la confianza, que quién sabe cuál de los dos, si el millonario don Bernardino o Agapo el atorrante, mantenía más honrado el apellido. A casa de los Esteven iba contadas veces.

La emoción es contagiosa, y no logré darle, sin descubrir algo de la mía, esta breve respuesta: Verbigracia, con un deudo de su mismo apellido de usted...

Además, Martínez casi gozaba honores de gloria nacional. Su secretario rara vez lo designaba por su apellido. Era por antonomasia «el héroe de Cerro Pardo», lugar donde había batido á los «soldados de la tiranía» durante la revolución. Otros generales se veían venerados como semidioses por haber perdido un brazo ó una pierna.

Carlitos podría dirigirse a la principal niña argentina, a la primera fortuna y al primer apellido, en la seguridad de que no sería rechazado. Pero se le ha metido en la cabeza que ha de ser con esa muchacha, «¡O ella, o la muerteme ha dicho con una firmeza que me ha dejado aterrada. Yo no qué hechizo, qué seducciones, qué encantos encuentra en esa niña. ¡Ah, es encantadora!...

He solicitado y obtenido autorización para usar el apellido de mi madre, una excelente y respetable mujer, cuyo recuerdo porque la perdí demasiado pronto, vale más que el de mi padre a quien sólo debo el accidente de mi nacimiento.

Usted me dispensará... Yo buscaba a una tal Paca..., una operaria de la fábrica, ¿sabe usted?... Necesito con mucha urgencia darle una noticia... Si usted me hiciese el favor..., yo le agradecería en el alma. ¿Qué favor quiere usted que le haga? Hacer que salga para que pueda decirle no más de dos palabras. ¿Cuál es su apellido y en qué taller trabaja?

[Nota 10: Añadió al Vélez el Guevara y omitió el apellido materno, bien que en

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hociquea

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