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Actualizado: 17 de junio de 2025


Era el novio un buen muchacho, dependiente en la camisería de la viuda de Aparisi. Llamábase Pepe Samaniego y no tenía más fortuna que sus deseos de trabajar y su honradez probada. Su apellido se veía mucho en los rótulos del comercio menudo. Un tío suyo era boticario en la calle del Ave María.

Tendremos algún trastorno; habrá su poco de República; pero ya saben ustedes que las naciones no mueren... El golpe viene de fuera manifestó Aparisi . Esto lo veía yo venir. Francia...

Los de Santa Cruz vivían en su casa propia de la calle de Pontejos, dando frente a la plazuela del mismo nombre; finca comprada al difunto Aparisi, uno de los socios de la Compañía de Filipinas. Ocupaban los dueños el principal, que era inmenso, con doce balcones a la calle y mucha comodidad interior.

«Señor Marqués declaró Aparisi picado de rivalidad , el pueblo español es un pueblo digno... que en los momentos de peligro, sabe ponerse...». ¿Y qué tiene que ver una cosa con otra?... saltó el marqués incómodo, anonadando a su contrario con una mirada . No involucre usted las cuestiones.

Todo esto lo ha contado Aparisi, que lo sabe por el mismo D. Horacio y por doña Guillermina, y porque tuvo que intervenir como teniente alcalde que es del distrito... A Mauricia la pusieron en casa de una hermana que vive ahí por la calle de Toledo; y se conoce que allá tampoco la pueden sujetar, por lo que se ha visto esta tarde. De la botica la llevaron a la Casa de Socorro.

Aparisi sostuvo poco después que él había previsto todo lo que estaba pasando.

dijo Aparisi poniendo semblante profético ; porque la que se va a armar ahora aquí, será de órdago. Señores, no seamos impresionables indicó el marqués de Casa-Muñoz, que gustaba de dominar las situaciones con mirada alta . Ese buen señor se ha cansado; no era para menos; ha dicho: «ahí queda eso». Yo en su caso habría hecho lo mismo.

¿Y no se puede levantar esta baldosa? indicó ella, pisando fuerte en ella. ¿Esta baldosa? repitió Deogracias, poniéndose de pie y mirando a su ama como se mira a la persona de cuya razón se duda . Por poderse... avisando al Ayuntamiento... El teniente alcalde Sr. Aparisi, es vecino de casa... Pero...

No se sabe a dónde irá a parar esta anarquía. ¡Las acciones a 138!... Pase usted, Aparisi... Es Aparisi que viene a almorzar con nosotros». El concejal entró y saludó a los dos Santa Cruz.

Iba también a aquel corrillo Aparisi el concejal, a quien tenían ya medio trastornado los apóstoles, Pepe Samaniego, que no se dejaba embaucar, y Dámaso Trujillo, el dueño de la zapatería titulada Al ramo de azucenas, que todo se lo creía como un bendito, y a solas en su casa hacía experimentos con una banqueta de zapatero.

Palabra del Dia

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