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Con las antiguallas que allí se pudrían, pudiera escribirse la historia de las costumbres y ocupaciones de la nobleza gallega, desde un par de siglos acá.

Y siempre con las alhajas, primores, requisitos y demás accesorios que a cada personaje caracterizan y son propios. Isidoro Ziegesburg, en una palabra, posee el más completo y admirable bazar de antiguallas y curiosidades que hay en Viena. ¿Qué digo en Viena? en toda Europa no hay otro que se le iguale.

En dos salas contiguas apenas había nada de exótico, pero muchos primorcitos y antiguallas de porcelana, bronce y plata, estatuetas, esmaltes y vasos colocados en rinconeras, anaqueles y repisas, o ya sobre los mismos muebles, ya custodiados en vitrinas de prolija talla y gracioso dibujo. El salón de baile era de la más sencilla elegancia, estilo Luis XVI; sin más adornos que grandes espejos.

Vaya, poneos los sombreros, que aquí todos somos iguales, todos somos compañeros de armas, y lo mismo puede matarme a una bala que a vosotros. Ea, bebamos juntos. ¿Tenéis vergüenza porque soy noble y mayorazgo, y vosotros unos pobres hambrones? Fuera necedades; que hoy o mañana las Juntas quitarán todas esas antiguallas, y entonces cada cual valdrá según lo que tenga y lo que sepa.

Año de la Era cristiana, 1659La colección constaba de cinco estátuas, catorce inscripciones, y buen número de fragmentos arquitectónicos y otras antigüallas. En su mayor parte, por disposición del Sr.

Era uno de esos vehículos prehistóricos de forma anticuada y muelles rechinantes que salen de no se sabe qué depósito de antiguallas para la temporada balnearia y en los que se amontonan dócilmente las más elegantes parisienses, cuyos frescos y airosos trajes hacen resaltar más la desagradable vejez de las banquetas de terciopelo ajado.

El español no pudo contenerse más. ¡Pero si estas teorías del racismo eran antiguallas en las que no creía ya ninguna persona medianamente ilustrada! ¡Si no existía un pueblo puro, ya que todos ellos tenían, mil mezclas en su sangre después de tanto cruzamiento histórico!... Muchos alemanes presentaban los mismos signos étnicos que el profesor atribuía á las razas inferiores.

Cuanto allí había era prueba de exquisito gusto, cultura y riqueza bien empleada. Indudablemente el lujo de relumbrón, las antiguallas falsificadas y los caprichos absurdos impuestos por la moda, no tenían entrada en aquella casa.

Sujetos de muchas campanillas gustan en el día de hoy de hacer cambalaches y de comprar y vender antiguallas y curiosidades de todo género.

Así han ido pereciendo una a una nuestras mas preciosas antiguallas; mas ¡qué mucho que en nuestro siglo eminentemente prosáico se hayan igualmente deshecho muchos inestimables objetos del arte de la edad media, si el siglo del renacimiento le dió el ejemplo! Segun el citado cronista era el mimbar una especie de carro con cuatro ruedas, y solo tenia siete gradas. Al-Makkarí, loc. cit.