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Actualizado: 5 de julio de 2025
En los Cuarenta y cinco se tenían noticias directas de él, lo mismo que si fuese un matador de toros. El Plumitas estuvo anteayer en mi cortijo decía un rico labrador . El mayoral le dio treinta duros, y se fue luego de almorzar. Toleraban pacientemente esta contribución, y no comunicaban las noticias mas que a los amigos.
«Anteayer, el gobernador ordenó un ataque para destruir los depósitos de municiones del tejar. Ya sabrá usted que los rusos rompen el hielo del abrevadero para bañarse en pelotones de veinte a treinta y que en seguida se meten, para secarse, en los hornos de ladrillos.
Ayer y anteayer entró el niño en una tienda de la Concepción Jerónima, donde venden filigranas y corales de los que usan las amas de cría... ¿Y qué? Que pasa allí largas horas de la tarde y de la noche. Lo sé por Pepe Vallejo, el de la cordelería de enfrente, a quien he encargado que esté con mucho ojo. ¿Tienda de filigranas y de corales?
Pero ¿cuándo se fué?... ¿En dónde está?... Se fué anteayer, y debe estar en París. ¡Un disparate su viaje! Imagínese, Alteza, que en los últimos días jugó con una suerte magnífica, hasta ganar veinte mil francos. ¡Si hubiese seguido!... Pero no quiso: tenía prisa. Me dió quinientos francos, y los perdí inmediatamente; era muy poco dinero para mi combinación.
El portero le examinó, con mucha calma, de pies a cabeza, con una mirada indiferente e insolente a la vez, y, tras un corto silencio, dijo: Anteayer vino también uno de ustedes... Uno rubio, con grandes bigotes. ¿Le conoce usted? ¿No he de conocerle?... Rubísimo. Hay muchos como usted... que recorren las calles... ¡Escuche! protestó Krilov . Todo eso me tiene sin cuidado. Sólo vengo...
Anteayer me pasó una esquelita diciéndome que usted quizá me necesitaría para tratar de un asunto de intereses conmigo, y que procurara servirla lo mejor que pudiera y como si se tratara de él mismo. ¡Figúrese usted, señora marquesa, si aunque no sea más que por este solo motivo y sin contar lo que usted por sí propia se merece, estaré yo dispuesto a servirla en cuanto esté al alcance de mis posibles!
Permaneció de pie, hasta que el criado hubo salido, y luego con solemne ademán preguntó a su amigo: ¿Vengo en mejor ocasión que anteayer? ¿Estás hoy dispuesto a concederme una audiencia? Amigo Felipe contestó Amaury, no me guardes rencor por esta pequeña dilación; harías muy mal en ello, pues ya pudiste advertir el otro día que no estaba yo para escuchar confidencias.
¡Oh! por mí no temo nada manifestó D. Felicísimo con énfasis, echándose atrás . Pero vamos a lo que urge. Ya sé a lo que viene usted hoy. A lo mismo que vine ayer. Y anteayer y el martes y el sábado pasado. Hoy no ha venido usted en balde. Al fin, al fin.... ¿Llegó? Sí, sí, el Sr.
No obstante, anteayer á las siete de la mañana, trabajaba yo cerca de la ventana abierta de mi torreón, cuando repentinamente me oí llamar en el tono de una amigable jovialidad, por la persona misma á quien creía tener por enemiga. Señor Odiot, ¿está usted ahí?
Palabra del Dia
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