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Actualizado: 13 de julio de 2025


Esta terrible boca poblada de dientes que se abre en medio de nuestra cara, nos hace parecidos al tigre, al tiburón y al cocodrilo. Nosotros, como estos animales, resultamos bestias feroces.

Noticias de las leguas, maderas, géneros de peces, animales terrestres y aquátiles que se observan en los rios de Tarija, Cenia, Jujuy y Bermejo. Desde las juntas del Rio de Ledesma con el de Jujuy, que este corre de S á N por un dilatado valle, entre las dos famosas sierras de Calilegua y del Alumbre, ó Santa Bárbara, hasta juntarse con el Rio de Tarija, hay por agua 47 leguas, y por tierra 27.

6 Y miré; y he aquí en medio del trono y de los cuatro animales, y en medio de los ancianos, estaba un Cordero como muerto, que tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados en toda la tierra. 7 Y él vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono.

¿Comen hombres esos salvajes? Como nosotros comemos gallinas. ¡Qué brutos! Tienen hambre, Hans. Su tierra nada produce; no hay animales en ella, o son escasísimos, y tienen que apencar con todo para comer. Pero nosotros somos muchos, tío. ¡Muchos!... Y tenemos fusiles y dos lantacas .

Los agujeros de los terrenos de la orilla se llenan de agua ó bien se hunden por la presión de la corriente; los animales que huyen á la ventura se ahogan ó son devorados por las aves de rapiña ó las fieras del bosque; los cultivos del hombre son devastados ó cubiertos de cieno.

Bueno que á las mujeres se las lleve con mano suave: está en el orden de Dios, y para eso somos cristianos y no cafres; pero eso de dejar las riendas sueltas ningún hombre debe hacerlo en su vida, porque hasta los animales corren peligro de desbocarse, cuanto que más la mujer...» Velázquez los oía y se callaba, no atreviéndose á contradecirlos y no osando tampoco confesarles el miserable estado á que su pasión le había conducido.

La comunidad entera de los Terceros, a los que rasuraba desde el prior al último lego Viváis-mil-años, andaba también ocupada y puesta en imaginaciones por los relatos de su rapista; y a tal encarecimiento fueron llegando estos relatos, que llegó a los oídos de la Inquisición la noticia de que había en Sevilla una casa habitada por gentes sospechosas, de las cuales se murmuraban hechizos y encantos; porque había muchas cosas extrañas. ¿Qué se habían hecho aquellas ricas carrozas, aquellos hermosos caballos, aquellas poderosas mulas, que la vecindad había visto entrar en la casa del duende? nadie los había vuelto a ver. ¿Qué comían todas aquellas personas, y todos aquellos animales? la puerta de la casa no se abría jamás. ¿Y cómo podía ser esto?

Estos temores, un tanto infantiles, del mundo antiguo, son idénticos á las emociones del novato, de la persona sencilla que, procedente de tierra adentro, divisa el mar por vez primera. Puede decirse que todo ser que experimenta esa sorpresa, siente la misma impresión. Los animales se turban visiblemente á su vista.

En este mar sombrío y caliente estaba el corazón del Océano, el centro de la vida circulatoria del planeta. El cielo era un regulador que, absorbiendo y devolviendo, equilibraba la evaporación. De allí se expedían las lluvias y los rocíos á todo el resto de la tierra, modificando sus temperaturas favorablemente para el desarrollo de animales y vegetales.

«Ven acá le dijo uno, dame la mano y volarás más derecha... Pero ¿qué llevas ahí? Esto repuso Celinina oprimiendo contra su pecho dos groseros animales de barro. Son pa , pa . Mira, chiquilla, tira esos muñecos. Bien se conoce que sales ahora de la tierra.

Palabra del Dia

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