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Actualizado: 7 de junio de 2025


Bonis vio que se seguía hablando de los Valcárcel, de si el niño se parecería a su abuelo, si sería abogado, si sería jugador, como tantos otros de su familia; se amontonaban los recuerdos del linaje, buenos y malos. Nadie se acordaba de los Reyes pretéritos para nada. Antonio seguía llorando, y a Bonifacio le faltaba poco. «¡Su padre! ¡Su madre! ¡Si vivieran! ¡Si estuvieran allí!».

Y estos símbolos fúnebres, por la fuerza del contraste, aún resultaban más impresionantes entre el esplendor verde de los jardines inmediatos, bajo un cielo de crudo azul y un sol deslumbrador, teniendo por fondo el gracioso puerto y la rizada planicie del mar violeta. La puerta del mausoleo sin nombre no se había abierto en muchos años, y los vientos amontonaban la tierra en su parte baja.

Avanzando su cuello entre los hombros de dos curiosos, vió á Alicia sentada á la mesa, con aspecto pensativo. Todas las miradas convergían sobre ella. Ante sus manos se amontonaban varios fajos de billetes y muchas fichas formando pilastras: fichas ovaladas de quinientos francos y rectangulares de á mil, llamadas «jaboncillos» en el lenguaje del Casino, á causa de su forma.

En efecto, a los pocos pasos que dio por el espacioso corredor donde se amontonaban los socios en espera del aviso de la conferencia vio a su amigo en el centro de un grupo de artistas, sorprendiéndoles y haciéndoles reír como siempre con sus paradojas.

En un sitio predominaba el mármol, y se exhibían en número considerable cruces de tumba y de fachada de iglesia, mostradores, lavabos, y hasta sepulturas, cuyos constructores se habían declarado en quiebra antes de llevarlas al cementerio. En otro lugar se amontonaban las alfombras, plegadas en rollo, con intenso olor de polvo, mostrando los apagados colores de su revés.

En los recodos de las peñas donde se amontonaban las algas y se secaban al sol, me gustaba también estar sentado; ese olor fuerte de mar me turbaba un poco la cabeza, y me producía una impresión excitante como la del aroma de un vino generoso. Las horas se nos pasaban entre las rocas, en un vuelo; casi siempre yo llegaba tarde a casa.

Eran tarjetas de felicitación, que se amontonaban en el velador de la antesala, y sobre las cuales se abalanzaban las dos hermanas, ávidas de curiosidad.

Un biombo cubierto de figuras de oro formaba como una segunda habitación, más íntima, con el suelo alfombrado de pieles blancas de largos y sedosos pelajes, sobre las cuales se amontonaban docenas de almohadones de diversos colores, con reptiles alados y flores inverosímiles. Un olor exótico y penetrante arañó el olfato del invitado. Conocía este perfume. Y miró á la duquesa con severidad.

Sus ojos, vagando por el horizonte, fijáronse en los blancos vapores que se amontonaban sobre el límite del mar.

Ruborizábase por el carácter íntimo del obsequio y murmuraba al oído de su amante: Las medias hacen reñir; es un regalo que trae mala sombra: lo he oído muchas veces. Hay que deshacer el efecto con otro regalo. Y se detuvo ante el puesto de un chamarilero, donde se amontonaban los objetos más diversos. Acababa de ver un tintero de cristal, enorme, con una esfera dorada a guisa de tapón.

Palabra del Dia

rigoleto

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