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Actualizado: 11 de julio de 2025
Por eso la Comisión había creído oportuno traerlo á este acto en vez de dejarlo á bordo de la flota, donde sólo podía servir para suposiciones erróneas y perturbadoras. ¡Muy bien! ¡muy bien! volvieron á decir por lo bajo los señores del gobierno y sus allegados. A partir de este momento, el desfile de objetos perdió decididamente todo interés.
De aquí surgieron no pocos lances, y aunque algunas mujeres alegaban, para excusarse de cumplir la pragmática, los privilegios ó fueros que gozaban su padre y marido, viendo que tampoco este recurso les daba resultado, y que las gentes de la justicia no andaban tardías en las denuncias, en más de una ocasión excitaban á sus deudos y allegados para que buscaren medios é influencias con que dejar de cumplir lo ordenado por el rey.
Creían, aun los más allegados a la casa, que era incapaz de concebir una pasión viva y tierna. Acostumbrados a verla impasible cumpliendo los deberes domésticos con la regularidad de un reloj, les era forzoso un esfuerzo grande de penetración, que no todos pueden llevar a cabo, para adivinar la verdadera fisonomía moral de la primogénita de los Belinchón.
Necesitaba no quedarme á la zaga de los periodistas del país, que me vencían muchas veces en la invención de estupendas mentiras. Pero noto que se impacientan ustedes. ¡Calma! Ahora sí que llegamos de veras al automóvil del general. Algunos de los allegados á Castillejo se mostraban terribles en sus ofrecimientos.
La verdad es que hoy el galán desdeñado no tiene más remedio que aguantarse. ¡Dichosos tiempos aquellos en que a un caballero era posible rodearse de allegados, deudos, parientes y escuderos, y sorprender palacio, asaltar castillo o violar convento para llevarse como en volandas a la mujer querida, así fuese dama, emperatriz o abadesa de las Huelgas! ¡Oh, miserables y menguados días modernos, en que cualquier juez protege a un egoísta y miserable marido!
En resumen: en la moral pagana, cuyo fin era la glorificación del Estado bajo la angustia permanente del peligro exterior, el individuo tenía obligaciones en favor del Estado pero no tenía derechos contra el Estado; en la moral cristiana, que tiene por fin la glorificación de Dios, de su hijo y de la madre de éste, el individuo tiene obligaciones para con Dios y sus allegados, pero no tiene derechos contra Dios, ni siquiera contra sus representantes y delegados, pues, como lo dijo San Pablo, ningún descendiente de la arcilla tiene el derecho de quejarse contra el Supremo Alfarero, que fue dueño absoluto de hacer del mismo barro un vaso de honor o un vaso de noche.
Si los allegados al Conde de Essex seguían naturalmente el ejemplo del magnate, los agasajos de uno de ellos, de Francisco Bacón, que le recibía á mesa y mantel en Twickenham-Park, dieron origen á un testimonio irrecusable.
¡Pa ti!... ¡pa ti!... Los viejos prorrumpían en amenazas sordas. ¡Mala puñalá te den, beato roío! ¡Anda a que te... zurzan, ladrón!... Y Dupont, desde lo alto, abarcaba en una mirada lacrimosa sus campos, sus centenares de trabajadores que se detenían en el camino sin duda para saludarle, y participaba su emoción a los allegados. ¡Un gran día, amigos míos! ¡Un espectáculo conmovedor!
Llegó un día en que los belicosos caudillos que gobernaban por delegación las tierras conquistadas se sublevaron contra Eulame. Todo lo que éste había aprendido en el país de los gigantes lo comunicó confiadamente á sus allegados: los nuevos medios de destrucción eran ya del dominio común; sus adversarios sabían lo mismo que él; ya no era un semidiós, era un hombre como los otros.
Hasta ahora la mayor parte de los historiadores, al tratar de la pérdida de España la han atribuido á unos deshonestos amores del rei Rodrigo con la hija del conde don Julian, vengados por este, incitando á los árabes á la conquista de la Península, i dándoles todo el favor que pudo, asi con sus parientes i allegados como con sus amigos i los de su parcialidad.
Palabra del Dia
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