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Actualizado: 29 de julio de 2025
La verdad es que hoy el galán desdeñado no tiene más remedio que aguantarse. ¡Dichosos tiempos aquellos en que a un caballero era posible rodearse de allegados, deudos, parientes y escuderos, y sorprender palacio, asaltar castillo o violar convento para llevarse como en volandas a la mujer querida, así fuese dama, emperatriz o abadesa de las Huelgas! ¡Oh, miserables y menguados días modernos, en que cualquier juez protege a un egoísta y miserable marido!
El clero, a quien yo había enriquecido, me acusaba de hechicero, el pueblo me apedreaba, y la viuda de Marques, cuando me quejaba de la dureza granítica de los garbanzos, poníase en jarras y gritaba: ¿Qué quiere usted más? ¡Aguantarse! ¡Valiente perdulario!
La vida de la familia varió completamente: por las mañanas, don José, a no ser que Pepe le levantara, tenía que esperar en la cama a que madre e hija volvieran de misa, y luego aguantarse si se obstinaban en dilatar el momento de la comida hasta que llegase Tirso; después, a media tarde, marchábanse de nuevo, y ya no se las volvía a ver hasta la noche, sin que Pepe se diera cuenta de en qué invertían tales ausencias.
A cualquiera exhorto, que los sufetes o jueces de Málaga enviasen contra Adherbal, era evidente que los sufetes tirios habían de dar carpetazo, haciendo la vista gorda. No había más recurso que resignarse y aguantarse, o tomar la venganza y la satisfacción por la propia mano. Esto último fue lo que decidió Mutileder con varonil energía.
Por fortuna, Pepe lo comprendió así, y, aunque acibarada el alma, rebosando hiel el pensamiento, resolvió aguantarse. ¿Qué podía hacer? ¿Dejarse llevar por la cólera, promover un escándalo, y tras no conseguir nada ser llevado a la cárcel, si aquellas mujeres requerían el auxilio de las autoridades? ¿Con qué derecho iba a turbar la paz del santo asilo? ¿Por sacar de allí a su madre?
En vano gritaba, en vano prodigaba el juramento nacional y las ofertas de billetes de banco a los que viniesen a socorrerle. Tuvo que aguantarse en su prisión vegetal casi todo el chubasco. Al fin pasó la tormenta y volvió a salir la gente a la calle. Acudieron en su ayuda; pero la cosa no era tan fácil: hubo que traer sierras y hachas y cortar las ramas más gruesas.
Palabra del Dia
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