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Actualizado: 22 de junio de 2025
Lo mismo podríais quererme arrancar el corazón del pecho. Dios me la dio porque vos la abandonasteis como hija; no tenéis ningún derecho sobre ella. Cuando un hombre aleja un bien de su puerta, ese bien es de los que lo recogen en su casa. Tenéis razón, Marner: hice mal, me he arrepentido de mi conducta a ese respecto dijo Godfrey, que no pudo menos que sentir el filo de las palabras de Silas.
Con estas cifras, ¿no es lógica la falta de temor, y sin él, la indiferencia? Lo es, máxime si se agrega que el soldado cumplido al volver á su pueblo, cuenta la vida holgada del cuartel, y con sus relaciones, aleja el temor de los quintos, que saben, que el soldado viste bien, come mejor, tiene dinero, y vive con holgura y poco trabajo.
¿Por qué quieres saber? preguntó con desaliento . ¿Qué adelantas con eso?... ¿Serás acaso más feliz cuando sepas?... Calló durante algunos pasos, y luego dijo sordamente: Para amar no es preciso conocerse. Todo lo contrario: un poco de misterio mantiene la ilusión y aleja la hartura... El que quiere saber nunca es dichoso. Siguió hablando.
Yo con mi cántaro hablo; Si es mío, ¿de qué se queja? Váyase vuesamerced, Mire que el coche se aleja. 1750 Iréme desesperado, Pues haces cosas como éstas, Sabiendo que Leonor sabe Que no es posible que quiera Eso de que tienes celos. DO
8 Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa; 9 para que no des a los extraños tu honor, y tus años al cruel; 10 para que no se harten los extraños de tu fuerza, y tus trabajos estén en casa del extraño; 11 y gimas en tus postrimerías, cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo, 12 y digas: ¡Cómo aborrecí el castigo, y mi corazón menospreció la reprensión;
La tierra uniforme, desnuda, intensamente roja, se aleja en inmensos cuadros labrados, en manchones verdes de sembradura; un suave altozano cierra el horizonte; una fachada blanca refulge al sol en la remota lejanía. Camino por las afueras, bordeando los interminables tapiales de tierra apisonada. Un viejo camina con su borrico, cargado con los cántaros, hacia la fuente. Buenos días le grito.
Cuando la tempestad sorprende al pájaro que se aleja del nido, el ave lucha con la tormenta, aleteando por recobrarlo; cuando el niño que rompe a andar cae y se lastima, busca afanoso el regazo de su madre; cuando el hombre abandona la mujer que le quiere, y sufre desengaños, torna a ella, y en sus brazos se arroja: Lázaro no tenía nido, ni regazo, ni brazos a que acogerse; llevaba, como una doble maldición, la duda en la frente y el amor en el alma.
Sale a paso de carga el corredor que acaba de entrar y se aleja en el ligero vehículo; va preocupado, el ceño fruncido, con el aire de un diplomático encargado de la resolución de arduo asunto; a poco vuelve, y cinco minutos después está otra vez en la calle.
Doña Ana se arroja silenciosa y traspasada de dolor sobre el cadáver despedazado de su caro D. Juan, y se aleja, al fin, desesperada para buscar la muerte en las desiertas montañas.
Puesto que es verdad que, desde el comienzo de este corto tránsito de la vida, todo lo que vemos a nuestro alrededor no nos deja más que pesares, dichoso el sabio que se envuelve en su manto, se abandona en su esquife y se aleja sin volver los ojos a la orilla. Pero carezco de este difícil valor.
Palabra del Dia
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