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Los incrédulos afirmaban que la tal visión surgía siempre cuando el observador regresaba de algún boliche lejanísimo llevando muchas copas en el cuerpo. Después de exponer el pro y el contra del asunto, el viejo «baquiano» terminaba así: En un año no tropezamos con ninguno de esos animales, y fuimos de lago en lago desde el Nahuel Huapi hasta cerca de Magallanes.

Las mujeres de Gallarta afirmaban que de noche salían gemidos del derrumbamiento. Durante unos meses viéronse en el camino de Labarga formas blancas, con luces en la cabeza, arrastrando cadenas. En las casas temblaban los muchachos y las jóvenes, oyendo hablar de las pobres almas en pena de la mina.

No nos atrevemos a asegurar que hiriese también alguna otra fibra de su corazón, menos mezquina que aquella que a la vanidad corresponde. Se apoderó asimismo del ánimo de Elisa la más viva curiosidad de conocer a la mujer del empleadillo, de quien todos afirmaban ya que el Conde andaba enamorado.

Los enemigos de la revolución afirmaban que era más urgente que el divorcio dar una ley obligando á las parejas á casarse, pues la mayoría de las gentes del país, para evitar gastos y molestias, prescindían de las formalidades del matrimonio, viviendo en estado natural, como sus ascendientes. Pero Doroteo se sentía ahora satisfecho de haber dado su sangre por el triunfo del divorcio.

Además en 1779 se declaró la guerra entre España e Inglaterra, y reiterados avisos de Europa afirmaban al nuevo virrey que la reina de los mares alistaba una flota con destino al Pacífico.

Según afirmaban las gentes de la catedral, la señora Tomasa era la única que podía decirle las verdades cara a cara a Su Eminencia.

Hasta afirmaban que surgía á veces en los lugares más solitarios del río, como un fantasma hermoso y fatal, peinándose los rubios cabellos ó pintándose el rostro; y esta aparición era terrible para los que la veían, pues significaba un anuncio de próxima muerte.

Vivían entonces los Pardos en su casa solariega, no muy distante de la de Ulloa: al enviudar la madre de don Pedro, el mayorazgo de la Lage iba a casarse en Santiago con una señorita de distinción, trasladando sus reales al pueblo; y don Gabriel, el segundón, se vino a los Pazos de Ulloa, para acompañar a su hermana, según decía, y servirle de amparo; en realidad, afirmaban los maldicientes, para disfrutar a su talante las rentas del cuñado difunto.

La verdad..., yo no sabía qué decir cuando me hablaban de esto. Aseguraban unos que Antoñuelo es el novio, o sabe Dios qué, de la Juanita, y le endosaban a usted a la Juana. Otros afirmaban que usted pretendía a Juanita; pero entonces, ¿en qué se empleaba, qué papel hacía el celebérrimo Antoñuelo? ¿Eran ustedes rivales?

Afirmaban insidiosamente que estaba en ayunas en lo atañedero a las negras. Sin embargo, no mucho después, un periódico publicó una interviú con él, en la que Kotelnikov declaraba francamente que le gustaban las negras porque había en ellas algo exótico. A partir de aquel día, su estrella comenzó a brillar con más fulgor aún.