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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Donde se mostraba en realidad la perturbación, o por mejor decir, la flaqueza de su inteligencia, era en el seno de la vida doméstica. No se contentó con hacer reina y señora de la casa a su querida, pero admitió en ella también a la madre y los hermanos de ésta, gente ordinaria y soez que la tomó por asalto, dándose harturas de esclavos en saturnal, viviendo en perpetua orgía.
Tampoco buscó las aclaraciones de Beatriz, quien por completo entregada a su delirante pasión, mostróse casi indiferente a la dura afrenta que argüía tal silencio. En cuanto a Fabrice, admitió fácilmente que Pedro abandonaba un viaje hacia el cual nunca lo viera muy inclinado.
No, si no me enojaba; me reía, créelo, me divertía viéndote entre esa aristocracia, hecho un caballero, una persona decente, vamos, con el pelito sobre la oreja. Ahora te voy a anticipar la continuación de la historia. Pues señor... le hiciste el amor por lo fino, y ella lo admitió por lo basto. La sacaste de la casa de su tía y os fuisteis los dos a otro nido, en la Concepción Jerónima».
El capitan se lo concedió, segun la órden del Rey, y los admitió de paz, como debia hacerlo; aunque la pidiesen tercera vez, porque solo si se rebelasen despues, quedaban esclavos perpetuos. Quedan los soldados en la Asumpcion; reconocen el sitio y condicion de la tierra, y suben por el rio mas arriba.
Nuestro amigo vino a Madrid a ser poeta lírico. Escribió un soneto y se dedicó al café con media con verdadera intrepidez. Envió su soneto a todas las revistas y le fué devuelto, «porque había mucho original en cartera». Un periódico no se le admitió porque su soneto era demasiado corto.
El vuelo, que tomó la vida entera de la nación, no podía menos de producir formas nuevas y análogas en la poesía. Obsérvase esto sobre todo en la forma y el tono de los cantos narrativos populares. Si la poesía anterior española revela pocas trazas del influjo arábigo, la que le sucede, después que cayó el imperio mahometano, admitió sin trabajo no poca parte del espíritu oriental.
Admitió así, con mayor indulgencia de la acostumbrada, buen número de herederas pertenecientes a la alta banca francesa y cosmopolita, contando astutamente con que las intimidades de la vida de campo ofrecerían la deseada ocasión y harían madurar el perseguido proyecto, descartando con maquiavélica experiencia a las casadas jóvenes y bonitas, quienes podrían distraer la atención del neófito, en secundarias bagatelas.
Pareció frívola la escusa, porque los otros habian andado mas largos caminos en caballos asimismo cansados; ni parecia que se debia contemporizar con los animales, estando en peligro la tierra. Y por tanto no se admitió la escusa, y se les avisò que si tardaban, custodiasen ellos sus casas, y mirasen á lo porvenir.
Después de esto no le habló más que de sus recuadros, cuya grandiosa composición admiraba, arriesgando algunas ligeras críticas de detalle, que el artista admitió algunas veces, discutió otras con su bondad y modestia usuales; una media hora transcurrió en esta conversación, en la cual la mujer del pintor apenas tomó parte, continuando con taciturno aire, inclinada su cabeza de diosa, la labor de tapicería que la ocupaba, tal cual fugaz palabra de vez en cuando dicha, tal cual veloz mirada rebosando de sombras lanzada sobre el rostro del hombre que se iba.
Se la admitió sin reparo en la clase, en la intimidad de la clase por su hermosura. Nadie se acordaba de la modista italiana. Tampoco Ana debía mentarla siquiera, según orden expresa de las tías . Se había olvidado todo, incluso el republicanismo del padre, todo: era un perdón general.
Palabra del Dia
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