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Actualizado: 17 de mayo de 2025
A decir verdad Córdoba no es hoy interesante sino por su agricultura y sus objetos de arte. La industria, que en otro tiempo fué tan considerable, está hoy reducida á algunos tejidos de seda, hilo y lana, muy subalternos pero de estilo bastante gracioso, varias pequeñas fábricas de papel, etc., bellos trabajos de joyería y platería y una preparacion valiosa de aceitunas.
Segundo. Entremeses, tortilla con espárragos, merluza con mayonesa, ternera en salsa, codornices asadas, postres, vino, café y licores. Tercero. Entremeses, huevos estrellados, bacalao rebozado, ternera con aceitunas, pichones, cuajada, postres, vinos, café y licores. Cuarto. Entremeses, huevos con guisantes, besugo asado, beefsteak, crema de café, postres, vinos, café y licores. Quinto.
Las mujeres, vestidas ligeramente, con sólo una falda de percal, mostrando los brazos desnudos por debajo del pañuelo cruzado sobre el pecho, se encargaban de las cestas de provisiones, admirándolas con alabanzas para el rumboso señorito. El capataz elogiaba la calidad de los fiambres y de las aceitunas, que servían para excitar la sed.
El lindo Raguet, frenético de impaciencia, apostrofó a Catalina con sus peores injurias, ¡y tenía un buen repertorio de ellas! Y cuando se cansó de insultarla, le asestó feroces bofetones y puntapiés, practicando su máxima favorita: «Las mujeres son como las aceitunas.
Recuerdo que una vez, estando en Palacio, me suplicaron que les mostrase cómo era una, y tuve que capear, picar y matar una silla, lo cual divirtió mucho a toda la Corte, especialmente al Rey Jorge III, quien era muy amigote mío y siempre me decía que le mandase a buscar a mi tierra aceitunas buenas. ¡Oh!, tenía mucha confianza conmigo.
El dueño del convite, como para disculpar una mezquindad que en el fondo era positivo lujo, pues la producción era escasa y carísima, solía decir a sus convidados: caballeros, aceituna, una. Y así nació la frase. Ya en 1565 y en la huerta de don Antonio de Ribera, se vendían cuatro aceitunas por un real.
TERNERA CON ACEITUNAS. Se mezcla con jamón un trozo de ternera buena; se sazona con sal y zumo de limón; se dora con manteca y se echa un poco de harina tostada, un cacillo de caldo y un vaso de vino blanco. Cuando está casi cocida se mezclan aceitunas deshuesadas, se deja hervir un cuarto de hora, y se sirve.
Repartidos por los montes, en las mesetas y hondonadas, algunos caseríos rodeados de castaños y nogales. Los tres viajeros se detenían á menudo á tomar aliento y se sentían gozosos. El olor penetrante del heno les embriagaba, les hacía sonreir. El mismo Celso, enamorado de la tierra del sol y las aceitunas, no podía sustraerse al hechizo de aquellas montañas frescas y virginales.
Encima se puso un paño de altar traído de la parroquia, que tenía un hermoso encaje. Trajeron luego las ramas de pino, y para colocarlas fue preciso improvisar búcaros con barrilitos de aceitunas y de escabeche, que Juan Antonio cubrió y decoró con pedazos de papeles pintados. Era papelista, y en su arte, con paciencia y engrudo, hacía maravillas.
Siempre se ha dicho por el hombre que cae generalmente en gracia o que es simpático: Este tiene la suerte de las aceitunas, frase de conceptuosa profundidad, pues las aceitunas tienen la virtud de no gustar ni disgustar a medias, sino por entero.
Palabra del Dia
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