United States or El Salvador ? Vote for the TOP Country of the Week !


Estaba seguro de adorar a Carmen con ciega pasión, y no le importaba cómo ni cuándo de un cariño fraternal y suave había brotado aquel hondo y vehemente amor. No hacía tampoco averiguaciones sobre este punto; ¿acaso los males del alma debían analizarse «científicamente», como los males del cuerpo?

No , por casualidad. No, no fue el acaso... Queríaisme decir con ello: Si vienes como amigo, enhorabuena; si vienes como enamorado, he aquí mi respuesta. Es verdad... ¿No os parece buena?

Mirad, mirad, y veréis algo que os asombrará. ¿Y cómo miro? ¿creéis acaso que yo tengo la virtud de ver á través de las paredes, como al través del vidrio de mis antiparras? Yo, para observar, he abierto dos agujeros pequeños. Helos aquí. ¡Ah! ¡famosa catalineta real! dijo Quevedo arrimando sus espejuelos á las dos pequeñas perforaciones que le había mostrado el bufón.

Acaso encontraría, investigando metafísicamente mi corazón, la causa que ha podido ponerme hoy en esta extraña disposición de ánimo; pero este trabajo me cansaría, y he dicho que no quiero hacer hoy impresiones sino recibirlas.

No se nos oculta que algunos, y acaso muchos, de nuestros juicios han de parecer excesivamente severos; pero tal consideración no puede inducirnos á modificarlos, pues si tal hiciéramos dejaríamos de ser sinceros. Al ofrecer al público este modesto libro, nos propusimos, ante todo, decir la verdad; y creemos haber cumplido fielmente nuestros honrados propósitos.

¡Locura sublime! Locura de un mercachifle que acaso no realizara un poeta... Si lo eres, Tristán, si puedes tranquilamente entregarte a la contemplación de la belleza y verter en las cuartillas tus ideas y tus sueños, lo debes a que tu padre hizo el sacrificio de sus ideas y de sus sueños para labrarte un capital...

Carece del ánimo aventurero de los vascos. Pero, á pesar de sus gustos sedentarios, se convierte en marítima lanzándose al acaso. ¿Por qué? Con harta claridad lo explica la leyenda.

«Ha tomado a mal que la besase», se dice Juan, sin darse cuenta que él también ha cambiado. ¿Qué es lo que tenéis, muchachos? dice una tarde Martín, gruñendo. ¿Os duele acaso la garganta, que ya no cantáis? Los dos guardan silencio por un instante; después, Gertrudis, medio vuelta hacia Juan, le pregunta: ¿Quieres?

Púsome de muy mal humor esta laguna que aparecía de repente, acaso en la parte más interesante de la historia de aquel pobre loco; y tanto más, cuanto en algunos girones de hojas que habían quedado adheridos, se leían algunas frases que demostraban que Luis no había sido muy feliz después de su matrimonio.