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Actualizado: 29 de mayo de 2025
El Palacio Ducal, que está unido á la basílica de San Márcos, es uno de esos palacios que sueña una fantasía acalorada, es la realizacion de un sueño: es una grande obra monumental, á cuyo pié hay dos columnas traidas de Asia, un grupo de Alejandría, con cuatro antiquísimas figuras pegadas á la pared; describo sin órden, segun mis apuntes taquigráficos, segun me acuerdo, adelante.
Unas veces disputa Ticio con mucho calor, y hace mil exâgeraciones para probar lo que no se le niega, y es que por tener acalorada la fantasía, no atiende lo que su contrario dice. Otras veces con malicia, y de intento dexa de probar lo que le toca, ya porque no se halla con bastantes razones, ó porque se ha introducido en una qüestion, que no sabe, y no quiere confesar su ignorancia.
Por espacio de muchas noches hizo propaganda acalorada. A veces se tenía que incomodar, porque le hacían observaciones estúpidas o socarronas. Como se expresaba muy bien, oíanle todos con gran atención, y las chicas del partido le ponían buenos ojos. El mozo era el más entusiasmado y decía: «¡Qué pico tiene este señor de Rubín!».
Advirtiólo Angelina, y me hizo seña para que habláramos en voz baja, y quedito, muy quedito, mientras oprimía con la punta de los dedos los empapados paquetillos y los apartaba en el borde del plato, me dijo: Esta mañana estuve en la Conferencia.... Tuvimos una discusión muy acalorada. ¿Por qué? ¡Cosas de las gentes! No piensan con juicio ni entienden las cosas a derechas. ¿Quiénes?
De aquí que muy a menudo sus conversaciones con Pedro Lobo, más frecuentes cada día, fuesen una acalorada disputa. Soliviantado el espíritu de Rafaela por la contradicción, extremaba su doctrina casi tanto como extremaba la suya el gallardo gaucho.
Mas a la sazón no podía entender una sola línea del filósofo, y sólo oía los tristes ruidos exteriores, el quejido constante de la presa, el gemir del viento en los árboles. Su acalorada fantasía le fingió entre aquellos rumores quejumbrosos otro más lamentable aún, porque era personal: un grito humano. ¡Qué disparatada idea! No hizo caso y siguió leyendo.
Se sabe que entre la juventud más acalorada se ingieren ciertas personas que jamás tuvieron nota de liberales ni mucho menos. Dicen que esas personas trabajan continuamente para llevar al pueblo á los excesos que lamentamos. Esas gentes, señor, son, á mi modo de ver, los enemigos de V.M. Sobre ellos debemos dirigir los ojos de la vigilancia y la mano de la justicia.
En otras ocasiones, la imaginación acalorada de las niñas exigía que vinieran de Madrid unos abrigos muy lindos, de los cuales les había dado noticia Amalia: D. Cristóbal resistía algún tiempo los asaltos, pero viéndose muy apretado, capitulaba al fin. Su mente, fecunda en trazas, como la de Ulises, le sugería una magnífica para ahorrarse la mitad del dinero por lo menos.
Vivía entonces España pendiente de una discusión de Cortes, de un grito que se daba aquí o acullá, en los talleres de un arsenal o en los vericuetos de una montaña; y cada quince días o cada mes, se agitaban, se debatían, se querían resolver definitivamente cuestiones hondas, problemas que el legislador, el estadista y el sociólogo necesitan madurar lentamente, meditar quizás años enteros antes de descifrarlos, y que una multitud en revolución decide en pocas horas, mediante una acalorada discusión parlamentaria, o una manifestación clamorosa y callejera.
Tus magas misteriosas contemplo entusiasmado El rayo de la luna bañando su alba frente, Con blancas vestiduras cruzar rápidamente, Cual cruza por los aires celeste aparicion. Mi mente acalorada poblando los espacios Admira la aérea forma que tienen las porteñas, Sus ojos que derraman miradas halagüeñas, Sus lábios que destilan el bálsamo de amor.
Palabra del Dia
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