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Actualizado: 16 de julio de 2025


Los mocosos ya no se conforman con ser aprendices y quieren pasar a amos; y... ¿qué más? Antonio se avergüenza de ser comerciante, y va por las tardes a la Alameda en un cochecillo ridículo, guiando como si fuese un cochero. Antes soñaba con que su hijo fuese abogado, y ahora mira impasible cómo abandona los estudios y se entera con gusto de sus progresos en la equitación.

Y mientras tanto que se abandona así a una peligrosa indolencia, ve cada día acercarse la boa que ha de sofocarlo en sus redobladas lazadas. El año 1833, Rosas se hallaba ocupado en su fantástica expedición, y tenía su ejército obrando al sur de Buenos Aires, desde donde observaba al gobierno de Balcarce. La provincia de Buenos Aires presentó poco después uno de los espectáculos más singulares.

Opuso un mutismo desesperado á las preguntas de Esteban, y al fin exclamó: ¡Tu padre nos abandona!... ¡Tu padre se ha olvidado de nosotros!... Y salió del comedor para ocultar las lágrimas que habían afluído á sus párpados. El muchacho durmió algo intranquilo, pero durmió.

Sentía en su ánimo un afán de protesta caballeresco: se avergonzaba de pensar que ella huyese por haberle querido y que él quedase allí, triste e inerte como una doncella a la que abandona su amante convencido de que con su amor la causa grave daño. ¡Ira de Dios!

El capitán Don Gabriel de Herrera tiene relaciones amorosas con Doña Violante, valenciana distinguida, á la que abandona después por encaminarse á Madrid á solicitar el perdón del Rey, por haber matado á otro en un desafío mientras vivió en Flandes.

Ya abandona su guarida y corre como un gamo. ¡Tirad! Así era en efecto, porque al oir el negro las voces del corregidor y verse descubierto, emprendió la fuga á todo correr. Apunta dos varas á la derecha, muchacho, dijo un ballestero veterano, inmediato á Roger. No, apenas hay viento; con vara y media basta, contestó su compañero, soltando la cuerda de su ballesta.

Tiene a lo mejor algunas corazonadas felices; pero cuando menos se piensa la pega... El mejor día abandona a su niño o lo mete en la Inclusa... No, eso que no se lo consentimos. Si el pobrecito tiene una madre descastada, no le faltará quien mire por él. Cuando esto pensaba, sintió subir a otra persona.

No puedo, no puedo». «Augusto, Augusto exclamó ella colgándosele del brazo . Mi necesidad es tan grande, que no puedo tener tesón ni dignidad, ni nobleza. Yo no te quiero, no puedo quererte; pero como Dios me abandona, yo me vendo». Pausa. Miquis la miraba pestañeando.

En buena lógica, debían decir los monarcas: «Yo soy rey porque tengo la fuerza, porque me apoya el ejércitoPero no señor; prefieren continuar la antigua farsa, diciendo: «Yo el rey, por la gracia de DiosEl tirano pequeño no abandona el regazo del déspota grande. Le es imposible sostenerse por mismo. Calló un buen rato Gabriel.

Nunca ha llegado a tener al amado: al único, al verdadero y legítimo esposo; al que exclusivamente y para siempre se rinde la voluntad y se entrega y se abandona la vida. Sin él no se concibe goce.

Palabra del Dia

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