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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Gustábale de disertar sobre las cosas del arte, y refería a menudo sus pláticas con el Tintoreto, a quien había conocido íntimamente. El latín y la dulce lengua toscana le eran tan familiares como su propio idioma. Al hallarse solo entre sus libros antes cogía las Metamorfosis, o la Jerusalén libertada, que las ásperas epístolas de San Pablo.
Maltrataba a su espíritu con gran valor, sofocaba en él toda aspiración, todo deseo que le pareciese pecaminoso, lo humillaba siempre que quería; pero temía al dolor físico como la más sensible damisela: de ello se acusaba al confesor y se dolía en sus largas y fervorosas oraciones. Por eso las ásperas penitencias de la joven le causaron una admiración ilimitada.
El periódico del conde de Ríos sostenía frecuentes polémicas con otro diario conservador titulado La Monarquía. Estas polémicas, un tanto ásperas, no habían rebasado hasta entonces los lindes de una cortesía más o menos ambigua.
Pasado dicha travesía, se halla un rio muy grande y hondo, que sale de la Cordillera grande de Chile, y vá dando vueltas, atravesando dichas campañas. Este rio es profundo, y lleno de barrancas muy ásperas en algunas partes, y por esta causa tiene sus pasos señalados, por donde se pueda vadear; que por eso es llamado rio de las Barrancas.
El tal castellano-nuevo, sencillo, honradote, pero con ciertas puntas de malicia epigramática que distinguen mucho al español casi en todas las provincias, me hizo no solo tolerables sino agradables las tres horas del trayecto, siguiendo una hermosa pero inútil carretera que costea las eminencias y ásperas lomas de la falda oriental de la Sierra.
Nada de carruajes que al pasar rodando estremecen con leve vibración nuestros cristales y nuestro lecho; nada de voces ásperas y opacas que pregonan no se sabe qué; nada de mazurcas, cien veces concluídas y cien veces comenzadas por los dedos aprendices de alguna vecina.
Es eso, principalmente... De modo que si nosotros metiésemos aquí algunos millones de dólares, ¿cree usted que sus compatriotas se calmarían? Yo creo que sí. Creo que estas voces ásperas se irían suavizando poco a poco y que las mesas de los cafés no recibirían tantos puñetazos. Creo, en fin, que cambiarían ustedes el alma española.
Para contrarrestar estas nativas disposiciones cómicas de su rostro, había determinado no reirse jamás, y cumplía su promesa religiosamente. Además, para el mismo efecto acostumbraba sabiamente a entreverar sus palabras con las más ásperas y temerosas interjecciones del repertorio nacional, y varias de su invención particular.
Cierta mañana de abril en que todo renacía, vimos pasear aún las dos sombras por aquel bosque pálido, como un Elíseo de Virgilio. Llegué al golfo embargado el ánimo con tan tristes pensamientos. Entre las ásperas rocas, las lagunas que dejaba el mar conservaban ciertos animalillos demasiado lentos para seguirle.
Al pasar por el trayecto de Montbard á Vitteaux el ferrocarril lleva su curso por en medio de ásperas colinas agrupadas como enormes peñascos, algunas perforadas por túneles mas ó menos profundos, cavados en rocas graníticas, de cuarzo esquistoso ó de cristalizaciones siliceosas sumamente duras, sin ninguna estratificación visible, y aglomeradas en masas perpendiculares.
Palabra del Dia
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