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V. más abajo las noticias que damos sobre Juan de Malara y los poetas sevillanos de su tiempo, y en el artículo de López Pinciano la de las tragedias de Eurípides, representadas en Madrid á fines del siglo. Se ha dudado si llegaron á imprimirse. Es falsa la noticia que se ha dado, de que, en la biblioteca de D. Agustín Durán existiera un ejemplar antiguo de las tragedias de Vasco Díaz Tanco.

Un año antes de imprimirse en Valencia la primera parte de las comedias de Lope, apareció en Lisboa el siguiente tomo, hoy bastante raro: «Seis comedias de Lope de Vega Carpio, cuyos nombres de ellas son estos: De la destrucción de Constantinopla. De la fundación de la Alhambra de Granada. Las açañas del Cid y su muerte, con la toma de Valencia. De los amigos enojados y verdadera amistad.

En la puerta de la imprenta un joven de veintidós años, más o menos, parado sobre una mesa que interceptaba completamente el zaguán de entrada, repartía con dos o tres hombres el boletín de noticias que acababa de imprimirse, y contestaba vivamente a las diferentes preguntas que le hacían los parroquianos con una vocecita tiple y chillona, que en vano se esforzaba por hacer varonil.

Prudencia rara, en verdad, habían de tener los demás escritores para admirarlo á la vez que los demás, ó á lo menos, para no oponerse á los sentimientos que promovía. Pedro de Torres Rámila, clérigo y maestro de gramática de Alcalá de Henares, escribió una amarga sátira contra él, que no pudo imprimirse en España por no encontrar editores, y se publicó en París en 1617, bajo el título de Spongia.

Lo cierto es que desde el año de MDCXXIII en que salió á luz, no ha vuelto á imprimirse; y así por su rareza solo era conocida de algunos curiosos con no poco menoscabo de la gloria inmortal que por su esfuerzo invencible supieron adquirirse los Catalanes y Aragoneses en su famosa Expedicion contra Turcos y Griegos.

Apenas llegó a mis manos para el permiso de imprimirse este papel de la Fe Triunfante, cuando gustoso en el principio de las bien traídas noticias de su introducción, me fuí cebando de manera que sin advertir encontré con el fin.

Treinta mil volúmenes se han impreso de mi historia, y lleva camino de imprimirse treinta mil veces de millares, si el cielo no lo remedia.

He aquí ya a Fígaro con licencia: no esa licencia tan temida, esa licencia-fantasma, esa licencia que nos ha de volver al despotismo, esa licencia que está detrás de todo, acechando siempre el instante, y el ministro, y el... No, sino licencia de imprimirse a mismo. Ya no falta más que imprenta. Corro a una... Aquí es imposible: no hay letra. Corro a otra.