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Al abrir los ojos no vio más que a un hermano que le dijo que la comunidad no había creído prudente conceder a su amigo sepultura católica, porque en el misterio en que había sobre la naturaleza de su muerte, había temido excederse en sus deberes rodeando el ataúd del infortunado de las pompas de la religión.

La presencia de sus camaradas contribuía a hacer más vivo este recuerdo. Todos eran amigos de doña Sol; algunos hasta pertenecían a su familia y él los había mirado como parientes. Comieron y bebieron con esa voracidad salvaje de las fiestas nocturnas, a las que se va con un propósito firme de excederse en todo, buscando embriagarse cuanto antes para atrapar la alegría del aturdimiento.

Para que los precios de las ventas que se hiciesen en estas pulperías al menudeo no fuese arbitrario a los factores ni pulperos, deberían dárseles por el gobierno aranceles, arreglados a los precios que estuviesen establecidos por otros aranceles, para las compras que hubiera de hacer la factoría a los indios; de modo que vendiendo al menudeo no pudiera excederse de 25 o 30 por ciento el aumento de precio de aquél a que se había comprado, y vendiendo por mayor sólo la mitad del de menudeo.

Hipnotizados por la lluvia de monedas de plata que preveían, tenían una actitud grave y recogida, no faltaban a una genuflexión y presentaban las vinajeras o transportaban los Evangelios con una solemnidad digna de otro marco. Todos trataban de excederse a mismos.

Por el asunto más baladí armaba una reyerta, se enfurecía y concluía por maltratarla. Soledad se encerraba en su cuarto, lloraba un rato y volvía al cabo á él más sumisa y más enamorada que antes. Fuerza es declarar que el guapo no solía excederse en estos castigos, como otros: ni la hería ni la dejaba casi nunca señales ó cicatrices.

No tuvieron más hijo que yo: me adoraron, sin descuidar mi educación ni excederse en mimos y locuras; estudié, vi mundo; dije que quería viajar, y me abrió mi madre su bolsa anchamente; tuve, hombre ya, algún capricho, muchos caprichos, y se cumplieron.

El Milord había sido capataz de las minas de una compañía inglesa, logrando interesar al ingeniero director en fuerza de excederse en la vigilancia del trabajo y no dejar descanso á los peones de sol á sol. La protección del jefe lo elevó á contratista, colocándole en el camino de la riqueza, y, no sabiendo cómo mostrar su gratitud al inglés, había abrazado el protestantismo.