United States or Ecuador ? Vote for the TOP Country of the Week !


Eres dueña de dejar tus bienes a quien te parezca, por más que estos bienes hayan sido ganados por a costa de muchos trabajos. En los años que llevamos unidos, las cuestiones de intereses jamás han producido ninguna reyerta entre nosotros. Deseo que continuemos siempre lo mismo. El dinero, comparado con los afectos del corazón, no tiene ningún valor.

802 "Y ya caliente Barullo, quiso seguir la chacota; se le había erizao la mota lo que empezó la reyerta: el viejo ganó la puerta y apeló a las de gaviota." 803 "De esa costumbre maldita dende entonces se curó; a las casas no volvió: se metió en un cicutal y alli escondido pasó esa noche sin cenar."

El cortejo nupcial cruzó el pueblo y ascendió por el estrecho camino de la iglesia sombreado de avellanos. Al desembocar en el campo de la romería ésta se hallaba en todo su apogeo. Pero la entrada de tan grande y lucido concurso no causó en ella el movimiento natural, porque en aquel momento se iniciaba una reyerta formidable entre mineros y aldeanos.

No estoy seguro de que fuese ella el objeto de nuestra reyerta, pero muy bien que el mismo día que íbamos á batirnos desapareció de la venta en compañía de Ivón, el arquero aquel de Gales ¿te acuerdas?

No muy lejos de ella se promovió una reyerta entre los curiosos y los agentes de orden público, que hizo retroceder y ondular a la muchedumbre. Nosotros sentimos, aunque no muy fuerte, el efecto de esta agitación. El hombre de la capa exclamó: ¡No puedo resistir a estos del orden!... ¡Mire V. qué modo de tratar al pueblo! No paece más que ellos son los que nos dan permiso pa ver el espetáculo!

Al día siguiente comía en casa de mi tía Medea con don Benito y mi tío Ramón. Hacíamos la crónica del baile antes de sentarnos a comer, pero, al ocupar nuestros asientos, la conversación varió de tema. Mi tía había tenido aquel día una furibunda reyerta en su Sociedad Filantrópica a propósito de no qué bazar en que sus colegas se habían permitido prescindir absolutamente de ella.

Llegó un instante en que se vio precisado a retirarse del comercio social, para no tener a cada instante alguna reyerta. Se hizo susceptible, desconfiado; una palabra le desconcertaba, una mirada le hería; no transcurrían ocho días sin que riñese con algún amigo por cualquier bagatela.

Esos vestidos son de Milagros. Ayer, ¡si vieras!, tuvo la pobre una espantosa reyerta con ese caribe del marqués. Que si él era el que gastaba, que si gastaba más ella, que si , que si yo... Por poco hay una tragedia.

Había provocado una ordinaria reyerta de taberna, con un quídam soez y villano, y arriesgado su vida para probar ¿qué? ¿Qué es lo que había probado? ¡Nada! ¿Qué dirían sus amigos? Y, sobre todo, ¿qué diría el reverendo señor Sangley? La última persona a quien en estas reflexiones hubiera querido encontrar, era Melisa.

La víctima no daba acuerdo de , y aprovechando aquel momento el bárbaro señorito, que vio pasar su coche, lo detuvo, montose en él de un salto y ¡hala!, partieron los caballos a escape. Un hombre se había detenido ante los combatientes en el último instante de la reyerta; acercose a Maxi y le miró con recelo. Creyendo que estaba mortalmente herido, no quería meterse en líos con la justicia.