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El concepto de la glorificación del Creador por el engrandecimiento intelectual, moral y material de sus criaturas, fruto superior de la razón moderna, formada lenta y subrepticiamente por la filosofía moderna, sobre los restos del pensamiento griego salvado por los árabes del vandalismo cristiano de los primeros siglos de fe, este principio esencialmente afirmativo y constructivo, concorde con la ley de evolución, por el que el hombre marcha paralelo con las fuerzas de la naturaleza y fortalecido por ellas, como diría Emerson, tan diametralmente opuesto al principio esencialmente negativo e inactivo de la teología cristiana que se propone, como el paganismo, contrarrestar las energías de la naturaleza con la magia religiosa, esta dignificante y operante concepción de la vida, levadura del liberalismo y alma de la civilización moderna, fue adoptada y apadrinada desde su nacimiento por la franc-masonería, que se reconstituyó para propender al desenvolvimiento de la verdad, la justicia y la fraternidad, sobre los Derechos del Hombre, al fin proclamados netamente en la declaración de la independencia americana, y sobre las ruinas de la Bastilla, en el último tercio del siglo XVIII.

Hélo ahí, á tres millas de Córdoba entre norte y poniente, donde todos los escritores árabes de mas autoridad situaron siempre la hermosa joya. Su dicho concorde es mi testimonio, y en prueba de que el arte lo confirma, ahí teneis esos fragmentos por mi propia mano recogidos entre la maleza y cardizales que cubren la llamada suerte de S. Gerónimo en la dehesa de Córdoba la vieja.

El alma ve entonces las cosas tales como son y no tales como aparecen; las ve, no en su manifestación transitoria, sino en su idea pura y eterna; no ya en lucha constante, desligadas, sin concierto, en guerra de exterminio, sino que las ve atadas por lazo de amor, subiendo en concorde armonía hacia la luz y hacia el bien, y encaminándose, por atracción suave y divina, a la justificación providencial de todo.

Las colosales obras que llevó á cabo el décimotercio siglo sin mas elementos que la y el amor, su portentosa cruzada contra los albigenses, su cruzada épica en la Tierra Santa, las universidades que fundó, los institutos religiosos que vió florecer, las gigantescas catedrales que vió erigir, los hombres eminentes que vió descollar, testigos son de esta verdad insigne: el amor divino hace fecunda la edad media, y un acto de de la humanidad concorde basta para que salga de ella completamente armada la nueva Minerva, asistida de genios adecuados para todas las artes y ciencias.

Ambrosio de Morales, concorde con Argote de Molina, pretendió ser errada esta opinion y haber confundido el vulgo en uno solo á dos duques de Arjona, uno nieto del maestre D. Fadrique, como queda dicho, y otro hijo natural del rey D. Martin de Sicilia y de una doncella de noble linage.

Desconocer la obra de la democracia en lo esencial, porque, aun no terminada, no ha llegado a conciliar definitivamente su empresa de igualdad con una fuerte garantía social de selección, equivale a desconocer la obra, paralela y concorde, de la ciencia, porque interpretada con el criterio estrecho de una escuela, ha podido dañar alguna vez al espíritu de religiosidad o al espíritu de poesía.