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Con esto, dirigiéronse ambos comisionados á Quacos, donde residía el resto de la Comunidad, caritativamente albergada por aquellos vecinos, entonces muy partidarios de todo lo que hacía relación con el naciente Monasterio de Yuste; y, llegado que hubieron Plasencia y Robledillo al puente situado á la entrada del lugar, fueron recibidos por unos y otros con abrazos y fraternal regocijo; con lo que, siendo la hora de vísperas, trasladáronse todos á la iglesia á dar gracias al Señor por la victoria que les había concedido.

Tampoco a ella le había parecido mal su brillante uniforme, realzado aún por la resplandeciente crucecita, y cuando se encabritó su caballo, un animal resabiado que el señor de Candore le aconsejaba caritativamente que no montase, el joven había sabido dominarle sin aparente esfuerzo. Se le debía llamar Ragasse dijo la joven al ver al caballo domado obedeciendo dócilmente al jinete.

Se hizo allí una reunión de solteros alegres y de casados emancipados de todas edades; había dinero de sobra, y por consiguiente abundaban las comidas joviales, los vinos, las diversiones de todo género y el elemento amable: las mujeres. En un día, don Benito, el lanzador de mi tío, le hizo despedir o colocar caritativamente por ahí a todo el mulaterío antiguo de la finada.

Luego clavó los ojos en su hermano y le dijo: Vas a hablarme con franqueza. ¿He hecho muchos disparates? ¿he dicho muchas necedades? Ni una cosa ni otra replicó caritativamente Monsalud . Todos están acordes en juzgarte bien y es cosa indudable que diriges admirablemente la guerra, llevando la bandera absolutista de victoria en victoria.

Nosotros ni quitamos ni ponemos, no entramos en esas honduras y decimos caritativamente que el virrey supo, en el juicio de residencia, hacerse absolver de este cargo, como hijo de la envidia y de la maledicencia humanas. En julio de 1776, después de cerca de quince años de gobierno, lo reemplazó el excelentísimo señor don Manuel Guirior.

Si Clementina se había negado á recibir á Mauricio, Herminia había presenciado su partida, á través de las transparentes cortinillas de su ventana, y su aturdimiento había crecido al ver que su tía no quería despedirse del que tan caritativamente había cuidado. Había en esto un enigma para ella y en vano se esforzaba en buscar la solución.