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Actualizado: 3 de junio de 2025


Mientras tanto la tía Felicia había despachado á toda prisa al zagal á la Braña, sospechando que hubiera podido ir á hablar con Nolo.

Primero se ganó la vida recogiendo boñigas para estercolar huertos, después fue lazarillo de ciego, dio al fuelle en casa del herrero, se metió a zagal de diligencias... por fin huyó de la comarca. Su pobre madre no volvió a saber de él en mucho tiempo.

Clara le amaba, sin embargo. Bien sabía el galán que era falso, de puro modesto, aquello de que ... Amistosa y compasiva, Quiere que el zagal viva, Mas amarle no quiere.

¡Qué picante eres, Flora! exclamó el zagal poniéndose colorado. ¿No ves, querido manifestó la muchacha soltando una carcajada, que con esa carita tan blanca y sonrosada va á parecer que bailo con otra mujer disfrazada? El mancebo se sintió herido en lo profundo del alma y guardó silencio.

La leche les repugnaba, ahítos de su abundancia. Los pastores viejos sentían sublevarse su probidad cuando algún zagal ayudaba a la muerte de una bestia con el deseo de comer carne. ¿Dónde encontrar gente más buena y resignada?... Al oír Zarandilla estas reflexiones de Rafael, las apoyaba con entusiasmo.

»Con este deseo, ha no cuántos meses que entré en ellas, donde hallé un ganadero que me llevó por su criado a un lugar que está en las entrañas desta sierra, al cual he servido de zagal todo este tiempo, procurando estar siempre en el campo por encubrir estos cabellos que ahora, tan si pensarlo, me han descubierto.

El tío Leandro dio un profundo y amenazador chupetón al cigarro, y se disponía a disparar una de sus granadas formidables para reducir al silencio a aquel zángano, cuando no muy lejos de allí sonaron dos tiros. ¿Cómo? exclamó Reynoso levantando súbito la cabeza . ¿Un cazador furtivo? ¡Quiá! replicó un zagal . Es la señorita Clara. Bien tempranito pasó por aquí con los perros.

Cuando hubieron terminado la cena se despidió. Rezaron después el rosario y concluído Felicia subió á acostar á los pequeños. Cuando volvió tomó la rueca y se puso á hilar. El cantero y el zagal se fueron á la cama.

Yo no estaba en el toque de los particulares, señor, porque andaba de aquí para allá detrás del ganao, ni el zagal tampoco... Pero un pensar naide se lo quita a uno. Cuando vi llegar por la carretera al señor cura, que es bien parecido de suyo, con la chavala, dije:

El mayoral, en el pescante, entre el cupé y la berlina, como un Phaeton que conduce su alado carro. El zagal, á su lado, ó prendido de un garfio del pescante, á guisa de apéndice. El delantero, á caballo sobre la bestia primera de la fila izquierda, dando la direccion á las diez mulas.

Palabra del Dia

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