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Actualizado: 15 de mayo de 2025


Al cruzarse los grupos en su apresurada marcha, se saludaban, como si no se hubiesen visto en mucho tiempo. Cambiaban sonrisas y guiños, lo mismo que en el paseo de una ciudad. Todas las mesas del fumadero estaban ocupadas. Algunos grupos tenían ante ellos un pequeño mantel verde y paquetes de naipes. Ojeda, en una de sus vueltas, vio al señor Munster a la puerta del café.

Un capitán de lanceros, muy gordo y rubicundo, bajaba de la Puerta del Sol, pisando muy fuerte, con las espuelas y las polainas manchadas de cieno, calada la corta capota azul con vueltas blancas.

Y al cabo de un rato, su mente saltó de improviso con una idea nueva, expresada en medio de los ahogos de la desesperación, como un rayo que atraviesa las nubes y momentáneamente las horada, las ilumina con sus refulgentes dobleces. «¿Pero qué demonios es esto de la virtud, que por más vueltas que le doy no puedo hacerme con ella y meterla en ?». Entonces advirtió que no había mojado la ropa.

Para distraerme me llevaron a la sala, y me dieron juguetes, muñecos de nacimiento, pastores y pastoras, cabras, ovejas, una casita de cartón, un molino, con su rueda que daba vueltas movida por un chorro de arena.

Lo que me agrada más es el capricho del Marqués en el piso principal; una galería con cierre de cristales rodea todo el edificio. He dado dos vueltas a todo el corredor como si nunca hubiera visto el Vivero. ¿Qué será que todo me parece nuevo, mejor, más elegante, más poético? Quintanar está encantado, y se me figura que tiene un poco de envidia. Vida excelente. La primavera entró en mi alma.

Diole vueltas por todos lados examinando el sobre, con esa necia perplejidad que al recibir una carta de letra desconocida nos impulsa a conjeturar y adivinar lo que con sólo romper el sello podemos saber de cierto.

¡Ay, ay, con el doctorcillo de tres por un cuarto!... Ya... cuando has querido hacerme creer que el sol está quieto y que la tierra da vueltas a la redonda!... ¡Cómo se conoce que no lo ves! ¡Madre del Señor! Que me muera en este momento, si la tierra no se está más quieta que un peñón, y el sol va corre que corre.

Daba vueltas el duque á la carta y la leía y volvía á releer una y otra vez, como si dudara de sus ojos, y siempre leía la misma cosa: «Su majestad el rey ha venido á por un pasadizo secreto, y me he visto en un grande apuro

Viendo muy cerca de la cabeza de su marido, sintió deseos de tirarle del cabello que por entre las vueltas del pañuelo de seda salía. «¡Qué rabia tengo! pensó Jacinta apretando sus bonitísimos dientes , por haberme ocultado una cosa tan grave... ¡Tener un hijo y abandonarlo así!»... Se cegó; vio todo negro. Parecía que le entraban convulsiones.

Pensamientos de gloria, vagos deseos de inmortalidad agitaron la mente del ilustre fundador de El Faro de Sarrió al tiempo de meterse en la cama. Después de apagar la luz, aun continuaron turbándole, hasta que a fuerza de dar vueltas lograron cuajarse o adquirir forma.

Palabra del Dia

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