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Actualizado: 7 de junio de 2025
389 Ruempo, dijo, la guitarra, pa no volverme a tentar; ninguno la ha de tocar, por siguro tengaló; pues naides ha de cantar cuando este gaucho cantó. 390 Y daré fin a mis coplas con aire de relación; nunca falta un preguntón más curioso que mujer, y tal vez quiera saber como jué la conclusión.
Yo temo volverme loca... A estar enferma o ser desgraciada no me sorprendería nada de esto; pero, siendo felices como lo somos nosotros... ¿verdad, Amaury?... ¡Oh, Dios mío!... Dime que somos felices... Sí, Magdalena; sí, vida mía, sí, somos felices... ¿Pues no hemos de serlo?
No obstante, creí ver, como a través de una espesa niebla, que Magdalena se alzaba de su sillón, y al volverme vi que no me había engañado. Quise entonces detenerme, pero su padre, que lo vio, me contuvo, diciendo: » Continúa.
¡Bah!, no digas tonterías... No me hace gracia que te pongas así... Eso de matar a la rival es hasta cursi... Pero si no he acabado... déjame que te cuente lo mejor. La aborrezco y me agrada mirarla, quiere decirse, que me gustaría parecerme a ella, ser como ella, y que se me cambiara todo mi ser natural hasta volverme tal y como ella es.
Magdalena, cuándo saldré de este pueblo, de este medio y de estos inconvenientes... ¡Qué sueño! Qué ida la de apurarte de ese modo dije descontenta. Se está muy bien aquí... Sí, habla por ti, tranquila y dulce Magdalena; yo me ahogo en medio de las ideas antidiluvianas que nos rodean. Me horrorizo ante estas cadenas de prejuicios... Todo esto me irrita, y acabará por volverme mala.
Atravesamos la barra dando terribles bandazos, íbamos escalando una tras otra aquellas montañas de agua y bajando después a los profundos abismos. La obscuridad era tan grande que no se veía por encima de la borda mas que la espuma de las olas, que fosforecía en las tinieblas. Hice un esfuerzo para volverme y mirar hacia el frente.
Con una palabra la haré caer redonda, y me tendrá un miedo tan grande que no le darán ganas de volverme a hacer preguntitas...». En esto la mona del Cielo, impaciente porque no venía Guillermina, salió un instante al corredor.
Pero si alguien me hiciese ver que la riqueza debía pagarla con la renuncia del amor, le juro que saltaba a tierra en el primer puerto para volverme a Europa.
Parecíame que habiéndome abandonado aquel que actuaba en mí, ya no me quedaba ningún auxiliar para encargarse de una vida que en lo sucesivo iba a abandonarme en el vacío de la ociosidad. La idea de volverme a mi casa no me pasó siquiera por la mente y el pensamiento de irme a hojear libros me hubiera puesto enfermo de asco.
Fiéle mi pena á un Arabe viejo, el qual me dixo: Hijo mio, no te desesperes; sábete que en tiempos antiguos habia un grano de arena que se dolia de ser un átomo desconocido en un desierto; andando años, se convirtió en diamante, y es hoy el mas precioso joyel de la corona del rey de las Indias. Dióme tanto golpe esta respuesta, que siendo grano de arena me determiné á volverme diamante.
Palabra del Dia
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